lunes, 4 de septiembre de 2017

II Jornada Internacional de Acompañamiento Terapéutico 26/04/2017




Identidad del Acompañamiento Terapéutico

Cuando hablamos de la identidad del acompañante terapéutico quizás no tenga mucho sentido perseverar en lo conocido, menos también debatir con el modelo brasilero si el at es una disciplina o una metodología, pienso que las instituciones vienen suspender este debate e incluso suprimirlo, en el momento en que entendemos que el Acompañamiento Terapéutico no es un capricho latinoamericano, sino una respuesta institucional a un problema social.

En tanto que respuesta ante un instituido tiene una relación de correspondencia con el contexto institucional en el que se instituye, y por lo tanto diferentes contextos institucionales y políticos darán forma a diferentes respuestas. Cabe preguntarse si en los diferentes países en los que se ha implantado, cada uno con sus características institucionales y políticas puede corresponderse la misma respuesta, o al menos una parecida que lleve el nombre de Acompañamiento Terapéutico.

En concreto la pregunta es si las diferentes formas en la que se ha instrumentado el Acompañamiento Terapéutico en los diferentes contextos (y no necesariamente en los diferentes países ya que hay diferencias internas también) mantiene las suficientes correspondencias entre sí como para afirmar que todas ellas tienen una relación de pertenencia a un conjunto mayor que llamaríamos Acompañamiento Terapéutico.
Esta cuestión tan simple es la que me ha motivado a iniciar un proyecto de investigación basado en el método Delphi con la finalidad de recoger por parte de los mismos protagonistas los Elementos esenciales del Acompañamiento Terapéutico. Investigación como digo muy sencilla, pero aunque parezca sorprendente, es la primera en su tipo. Son los hechos los que acallan las conjeturas.


Pero esto no es de lo que quería hablaros hoy sino de que lo que considero la identidad perdida del acompañante terapéutico, perdida en el mar de las identificaciones y el brillo enceguecedor del reconocimiento social. Yo me pregunto ¿En qué momento los acompañantes terapéutico nos convertimos en psicoanalistas?, lo digo con nostalgia y autocrítica, porque pareciera haber sido este el sino de nuestra generación y de la anterior aún más. Éste no es un hecho secundario en el desarrollo de nuestra práctica, y sinceramente dan gusto los debates que en los sucesivos congresos he podido tener con los acompañantes sobre este tema. Porque nos enfrentamos al comienzo de una nueva era de acompañantes mentales, con un gran domino de las artes psíquicas, pero muy poco espontánea, con una gran inhibición para la representación, la actuación y el dominio de los gestos y las emociones. Espero que aún estemos a tiempo para detener esta marea de acompañantes que desean ser psicoanalistas.

Claro, no es su culpa, hay poner el ojo en la formación, no hay libro de acompañamiento que no diga que en su práctica el profesional debe hacer uso de “cierta espontaneidad”, ¿por qué “cierta”?, un acompañante requiere de TODA su espontaneidad trabajada en cada momento de su praxis. Jacobo Levy Moreno, que es quien, además de crear el psicodrama, introdujo la espontaneidad como concepto psicoterapéutico, lo define como una respuesta adecuada ante una situación nueva o una respuesta creativa ante una situación conocida. La espontaneidad es sinónimo de libertad, juego y salud. Un encuadre sea el que sea requiere de la espontaneidad del at para que sea habitable, cualquiera sea la patología, ¿Por qué esta insistencia en cierta espontaneidad?

Creo yo que por miedo. Miedo a que el acompañante la cague haciendo el ganso en un acompañamiento, y esto se piensa como desde el lugar del coordinador, del supervisor o desde el terapeuta que guía el caso. No desde el acompañante.

En una ocasión le preguntamos a Dalmiro Bustos como se llama cuando alguien en nombre de la espontaneidad comete una agresión o por ejemplo cruza desnudo una cancha de futbol. Dalmiro nos miró y nos respondió con esa sonrisa tan suya, eso no es espontaneidad, es en todo caso espontaneísmo. La espontaneidad siempre está de la mano de la creatividad y pone en juego a todo el sujeto. En el espontaneísmo se trata de una impulsión, no es creativa y satisface una parte del sujeto a la vez que contradice a otra, que lo vive con culpa o malestar.

El trabajo de la espontaneidad debiera ser eje de la formación de acompañantes terapéuticos, pero es así?..

Otra experiencia. En el Congreso de Córdoba realizamos una experiencia de supervisión activa con acompañantes que representaron escenas reales relacionadas con su trabajo cotidiano. Nos dio tiempo para caldear el grupo y representar una escena, para ello utilizamos técnicas de psicodrama orientadas a convertir el relato en dramatizaciones. Las escenas hablaban de soledad, frustración y mucho dolor. El tercer paso de un grupo de supervisión activa consiste en hacer un Eco grupal, donde cada cual habla desde su resonancia emocional, lo que le impactó. Esta etapa se diferencia del Procesamiento en donde se hace una análisis reflexivo. ¿Qué creéis que sucedió?

Fue tal la dificultad del grupo para expresarse desde lo emocional y en general para exponerse (actuando frente un grupo) que incluso se sorprendieron los propios participantes. Estaba tan descompensada la cosa mente cuerpo, que tuvimos que intervenir en varias ocasiones para que hablaran “cuello para abajo” y no de “del cuello para arriba” ya que lo querían explicar todo en un soliloquio continuo.

De la experiencia destacaban la novedad, tanto así que hicimos al día siguiente un nuevo taller para los que no habían podido asistir al primero. Y yo me pregunto ¿Cómo es posible que actuar, exponerse, representar, hablar en público, mostrar emociones y hablar de ellas sea una novedad para un acompañante terapéutico? Acaso no lo hacemos todos los días con nuestros acompañados?

Es interesante que a pesar de los múltiples desarrollos de nuestra disciplina, su integración en diferentes campos de intervención y la calidad de los interlocutores que han tenido la enorme responsabilidad de darle voz al AT hasta el día de hoy, no hayan tenido voz y desarrollo planteamientos que estaban vivos en el origen. Eduardo Kalina, en su introducción al libro fundante de esta disciplina, el ya legendario libro “Acompañantes Terapéutico y Pacientes psicóticos”, dice:
"Todo confluía en la convicción del valor intrínseco del modelo relacional. "Hay que poner el cuerpo", fue nuestro lema. Nosotros somos el "instrumento terapéutico" por excelencia. Estábamos también yendo por un camino que recogía los frutos de las técnicas psicodramáticas. Martínez, Moccio y Pavlovsky con su integración de las teorías psicoanalíticas y psicodramáticas nos habían enriquecido en lo que significa participar activamente como terapeutas. ¿Nos alejábamos del psicoanálisis al abandonar la abstinencia como regla básica o abríamos nuevas puertas?. Nosotros apostamos por esta segunda posibilidad y ahora en 1991, recogemos los frutos de aquellos años de maravillosa creatividad colectiva". Eduardo Kalina, (1984).

Más adelante define al “amigo calificado” como como “el instrumento posible” que permitía al paciente entrenar diferentes conductas frente a personas conocidas y frente a personas nuevas (recordemos la definición de espontaneidad de Moreno).

Más adelante aparece una definición moderna (en el mismo libro) de at. Dice "El acompañante terapéutico, al trabajar en un nivel dramático-vivencial, no interpretativo, muestra al paciente, in situ, modos diferentes de actuar y reaccionar frente a las vicisitudes de la vida cotidiana.". S. Kuras y S. Resnisky,(1984).

Estas citas provenientes me llevan a la siguiente reflexión acerca del origen:
El acompañamiento respondía a un modelo “dramático vivencial” como dice la cita, quizás no tan centrado en el vínculo como quisiéramos. Pero sí con una gran consciencia de los fenómenos grupales, y que respondía a una necesidad de ir más allá de la consulta, de la interpretación y de los limites afectivos, casi alexitimicos, que imponían los roles terapéuticos tradicionales.

Desde una visión grupalista y relacional pensamos que el AT consiste en un grupo que acompaña a otro grupo, el sentido de este encuentro que se escenifica a través de sus portavoces, el acompañante y el paciente, estará regulado por el encuadre. A su vez, el encuadre (por su carácter de limite político) dará lugar a la conformación de un nuevo grupo, un grupo diádico constituído por at y paciente. Lo que suceda, lo que emerja, de este encuentro estará determinado no solo por el modo “dramático vivencial” en que se ponen en juego los grupos internos (el mundo interno al decir de Pichon Riviere) de paciente y at, sino también del equipo de acompañantes y la familia.

En síntesis:
  •  Desde su origen el acompañamiento terapéutico responde a un pensamiento grupal, con alusiones al psicodrama
  •  La díada at-paciente debe pensarse por lo tanto como un grupo, que pone en contacto los grupos de pertenencia.
  •  El instrumento de trabajo del acompañante es fundamentalmente la acción, y luego la palabra.
  •  Tiene sentido en este contexto recurrir al psicodrama para aportar herramientas que sirvan para desarrollar nuestra práctica.
  •  La Ética de la amistad está en el origen de la función, llamada en la prehistoria “amigo calificado”, tiene sentido explorar las implicaciones terapéuticas de la amistad.
 
El AT en España

EL AT en España pretende ocupar un territorio ocupado, para nosotros no nos es válido proponerlo como una disciplina, ya que ese territorio está ocupado por una profesión denominada Educación Social. Similar al acompañamiento en tanto que interviene en la comunidad y tiene el carácter de diplomatura (por debajo de una licenciatura).

Por otra parte puede proponerse como un postgrado para psicólogos o como una especialización para educadores, en última estancia, como una metodología que cumpliendo ciertos requisitos convierten la intervención en acompañamiento terapéutico.

Vale decir que por un lado han proliferado los equipos de acompañamiento en Madrid y el resto de España con un funcionamiento similar al que hay en Argentina, al tiempo que los cursos que damos están mayormente dirigidos a profesionales que quieren incluir esta metodología en su práctica (en especial educadores sociales y trabajadores sociales), muy al modo que se hace en Brasil.

Cabe agregar que los equipos de acompañamiento terapéutico en España están mayormente constituidos por psicólogos y en un segundo lugar lejano, por acompañantes terapéutico. Podemos decir por lo tanto que el AT en España no ha adquirido su forma final (y quizás en ningún lugar lo haya hecho). Sí quiero decir, y aprovecho para destacar la participación de Gustavo Rossi en esta cuestión, que nos encontramos en una encrucijada. Por un lado pelear la legitimación del AT como disciplina en el Ministerio de Educación, con el riesgo de ser fagocitados por la Educación Social, y el otro es aceptar el lugar que nos ofrece este contexto institucional y seguir formando profesionales con orientación social y comunitaria en esta tarea, y convirtiendo el acompañamiento terapéutico en una especialidad de post grado.

En estos momentos estamos organizando las III Jornadas Madrileñas de Acompañamiento Terapéutico, quizás sea el espacio idóneo para sacar a la luz esta cuestión.

La Legalidad del acompañamiento terapéutico está garantizada por la titulación de quien desempeña la función. Si bien no hay un encuadre legal para esta práctica, las redes de atención están girando hacia un enfoque comunitario avaladas por la reforma del 86.

Esto da juego a muchas posibilidades y contradicciones. Por ejemplo, la formación en at es presentada como un referente en el campo de la Rehabilitación Psicosocial, en Sanidad los profesionales sanitarios obtienen créditos de formación oficial cuando realizan alguno de nuestros cursos acreditados. Del 2004 a aquí hemos creado servicios de acompañamiento terapéutico que con el tiempo fueron renombrados como servicios de intervención comunitaria.

En Barcelona la universidad avala el curso de acompañamiento terapéutico que organiza Marisa Puges y su equipo. Leonel Dozza y PuenteAte participan con ponencias sobre AT en el Master de Psicoanálisis que ofrece la Universidad Complutense de Madrid. Son varios los servicios del interior de España, Málaga, Canarias, Murcia, Alicante, que piden nuestros servicios para la formación de equipo. Pero la demanda de at no es estable ni homogénea, depende de los actores puntuales que las impulsan, como sucedía en Argentina en sus inicios.

Son varios los hitos que van consolidando la presencia del At en España (congreso, libro, etc.) pero lo cierto es que es un terreno virgen y con honestidad, no creo que hayamos encontrado la fórmula que garantice la inscripción del AT en España de forma definitiva.

En cuanto al Campo de acción: el Acompañamiento Terapéutico interviene actualmente en Salud Mental, Discapacidad y drogodependencias, en cuanto a la población hay equipo especializados en infancia, pero la gran mayoría trabaja con adolescentes y adultos.

Está pendiente de abrir el camino del acompañamiento terapéutico en instituciones educativas. Nuestro equipo está trabajando en ello.

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