La Psicología Relacional no es
una escuela teórica, sino que es el resultado del aporte de la transformación
sucedida en diferentes escuelas a partir de la transformación epistemológica y
tecnológica producida a partir del siglo XX, en la que según el paradigma
tradicional, la unidad de estudio era un objeto que debía aislarse del contexto
al modo de la física, mientras que en el nuevo paradigma la unidad de estudio
es las relación y las interacciones que el objeto establece con su entorno y consigo
mismo.
En la clínica esto significó pasar
del estudio del individuo, el inconsciente y la conducta, al estudio de sus relaciones: el
grupo, el vínculo y el rol.
El movimiento relacional en
Psicología cobra verdadero ímpetu a partir de los años 50 con la revolución de
la cibernética de Norbert Wiener, y el consecuente surgimiento de la Teoría Sistémica,
el Psicoanálisis Relacional, el Psicodrama y la Psicología Social.
Sin intentar hacer un listado
exhaustivo, sus principales referentes son:
- Teoría Sistémica: Karl Ludwig von Bertalanffy, Jakob von Uexküll, Gregory Bateson, Paul Watzlawick, Humberto Maturana entre otros.
- Psicoanálisis Relacional: Donald Winnicott, Jhon Bowlby y Enrique Pichón Riviere.
- Psicodrama: Jacobo Levy Moreno.
- Psicología Social: Kurt Lewin (Grupos T), Carl Rogers (Grupos de Encuentro), entre otros.
Me parece una curiosidad el hecho
de que esta revolución haya sido llevada a cabo en su mayoría por europeos
emigrados, médicos y biólogos, éste es un interrogante abierto a futuros
investigadores que quieran resolver este acertijo.
Más allá de la escuela que la
encuadre (psicoanálisis, sistémica o psicodrama), la Psicología Relacional se define
por los siguientes puntos:
- Se caracteriza por un enfoque vincular. El vínculo incluye aspectos conscientes e inconscientes de la relación así como la forma en que estos se ponen en juego.
- Disuelve la asimetría tradicional terapeuta-paciente, la clásica autoridad del terapeuta es sustituida por una respetuosa exploración conjunta de una realidad, que terapeuta y paciente van co-construyendo mutuamente.
- El foco de la exploración está puesto en el aquí y ahora de la relación terapéutica, siendo tan importante, como vía de trabajo, la comunicación verbal como la no verbal, así como los aspectos emocionales como discursivos.
- El sujeto es la expresión de una matriz relacional constituida por la historia de relaciones que se han tenido a lo largo de la vida. La conducta es el resultado adaptativo de aquellas experiencias.
A partir de aquí considero
fundamental para el desarrollo de la Psicología Relacional la clínica de los
roles y contraroles (vínculo) abordadas desde el análisis de escenas internas e
internas, fácilmente accesibles a partir de las narrativas del paciente como de
las construcciones no verbales que cobran luz gracias a técnicas activas como
la dramatización, la escultura y otras técnicas psicodramáticas.
También quiero
destacar la importancia de la Espontaneidad como elemento liberador, premisa de
cambio, objetivo de intervención, y como requisito necesario para lograr un
estado de Salud.
El estudio de la forma en que las
escenas internas y los roles adquiridos a lo largo del desarrollo, limitan la
espontaneidad y, con ella la capacidad de crear y resolver situaciones nuevas o
conocidas, abre un camino de exploración que no se circunscribe solo a lo que a
la persona le pasa, sino que también abarca
aquello que la persona hace con ello.
Como interrogantes abiertos para
nuestro joven paradigma están los siguientes dos dilemas: ¿el yo
surge de rol tras un proceso de diferenciación de la matriz de identidad o son
los roles los que surgen de las diferentes puestas en escena del yo?, la
segunda cuestión es si detrás de los personajes creados a lo largo de nuestra
historia de relaciones para adaptarnos al medio (que constituyen nuestro yo
operativo o falso self), ¿hay un yo
verdadero (o verdadero self) o es que solo tenemos a nuestra disposición
una multiplicidad caótica de yoes que pueden actuar de forma más o menos
creativa y flexible según la situación, como diría Kheneth Gergen de la mano de
Oliverio Girondo (un cocktail de personalidades)?.
Estas son preguntas propias de un
campo en desarrollo, que por su mera formulación dan cuenta de un espacio
existente y necesario, actual y contemporáneo, donde lo múltiple y la
diferencia habitan creando una nueva etapa para la investigación clínica, más
acorde a esta época de redes sociales y desarrollo permanente de tecnologías de
relación.
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