miércoles, 18 de junio de 2008

Acompañamiento Terapéutico. Textos Metodologicos V: Acompañamiento Terapéutico - Acompañamiento Silvestre

Especificidad de un abordaje clínico


Al fin, después de 30 años desde el nacimiento del acompañamiento terapéutico llegamos al punto de necesitar realizar una diferenciación teórica de lo que llamamos “acompañamiento estándar” del particular modo de abordaje del Acompañamiento Terapéutico.

Partimos de la idea de que será la forma de concebir la Salud-Enfermedad, lo que determinará el método, y luego, sus efectos. Si pensamos, en efecto que el fin último de una intervención clínica es la supresión de los síntomas, entendidos como la expresión fenomenológica de un dolor en el cuerpo o en el pensamiento, entonces la intervención Acompañamiento irá dirigida a aquellas acciones cuyo fin es eliminar ese “signo” de la enfermedad.

Desde esta perspectiva la drogodependencia, la anorexia-bulimia, y el catalogo de enfermedades del DSM IV se nos presentan como compartimientos diferenciados que requerirán de una batería de técnicas diferenciadas para cada mal, estandarizadas y consensuadas a través del estudio de casos “iguales entre sí”, es decir, catalogadas bajo el mismo “rotulo”. Este tipo de abordaje se justifica generalmente de dos maneras: los análisis estadísticos de los “efectos” producidos por el acompañamiento, y/o la “experiencia” de un profesional de renombre que garantiza la eficacia del dispositivo en tal o cual área del campo de la salud, drogodependencias, salud mental, etc.

Desde esta perspectiva el acompañamiento es la serie de “acciones” que realiza un acompañante para llegar a un objetivo fijado a priori de la intervención.

Estas “acciones” suelen consistir en:

- consejos morales en forma de consejos sanitarios, en el sentido de “enseñar” al acompañado lo que le hace bien y lo que le hace mal, y la forma correcta del actuar normativizado o normal.

- presencia del acompañante para realizar actuaciones sociales que se considera que el acompañando no puede hacer sólo. Intervención ortopédica del acompañante que consiste en asistir inmediatamente al usuario (anticipándose a su demanda), para que consiga cumplir con sus obligaciones cívicas. Por lo general, resolver una situación jurídica y/o sanitaria, son las dos actividades que generalmente competen a un acompañamiento desde ésta perspectiva.

- “diálogo empático”, relación personalizada con el acompañado con el fin de que éste “hable” de la problemática que lo aqueja, por lo general, de la imposibilidad de contener sus impulsos (contener el consumo, contener sus transgresiones con la ley, etc.). Se parte de una idea sencilla en donde el “hablar” de sus problemas vendría a ser en sí, lo terapéutico.

- el acompañante como auxiliar del tratamiento, como un “terapeuta de segunda” que es incorporado para auxiliar en aquellas situaciones en que los “terapeutas de primera” (psicólogos, médicos, trabajadores sociales) no pueden estar presentes, aquí la pretensión es la de cubrir todos los espacios “terapéuticamente”, pretensión de totalidad, también llamado “enfoque “holistico”, resultado de la comprensión equivoca del abordaje interdisciplinario. Aquí se valora que el acompañante sea capaz de “escuchar” sin quedar muy claro que es lo que hay que escuchar.

Este acompañamiento que puede ser terapéutico, mas no Acompañamiento Terapéutico, puede definirse de las siguientes dos maneras:

1. El acompañamiento como mero “estar” con el usuario. Lo allí sucedido corre a cargo de quien acompaña, presencia sostenida en la voluntad desinteresada de ayudar a otro ser humano.

2. El acompañamiento es un dispositivo socio comunitario, en el que el usuario participa activamente y donde el acompañante a través de indicaciones directivas (consejos, informaciones, refuerzos, castigos, etc.), orienta al acompañado en el sentido de los objetivos predefinidos por la institución tratante si la hay.


El acompañamiento desde la perspectiva del Acompañamiento Terapéutico


Esta relación entre dos que llamamos “acompañamiento” es el objeto de estudio del Acompañamiento Terapéutico, que desde su surgimiento hace 30 años, estudia los diferentes marcos en los que puede encuadrarse y sus posibilidades. Las dos vertientes mas importantes que se han trabajado son en el campo de la psicosis y el de la drogodependientes, siendo estos los dos grandes campos de estudio que pretende abarcar la Asociación A.S.I.S. a por medio los Servicios de Acompañamiento Terapéutico en Salud Mental (enfermos mentales y discapacidad), Consejería de Familia y Asuntos Sociales, y el Servicio de Acompañamiento Terapéutico en Drogodependencias y Patología Dual, en la Consejería de Sanidad y Consumo, Agencia Antidroga, de la Comunidad de Madrid, primeros servicios especializados en acompañamiento creados en España.

La forma en que definimos el Servicio de Acompañamiento Terapéutico de cara a la Administración Pública es:

El Programa de Acompañamiento Terapéutico äsis es un servicio de baja exigencia, no directivo que desde una perspectiva clínica y socio-comunitaria brinda atención y apoyo a familiares y usuarios ambulatorios, o con internación domiciliaria, en espacios públicos o en el domicilio del usuario en clave de acompañamientos individuales y grupales, promoviendo la participación y la autonomía del usuario en la toma de decisiones acerca de su tratamiento, sea éste en el ámbito de la prevención, la asistencia o la reinserción.

Pero sin duda se trata de algo más complejo.

Acompañar no es “seguir” (en el sentido de un seguimiento como se piensa en el “acompañamiento social”), tampoco es “mediar” (en el sentido de la “mediación sociocomunitaria”), estos enfoques quedan atrapados en su formulación en la representación del acompañamiento como presencia, nosotros pensamos en cambio que es en la ausencia donde el acompañante acompaña. Simplificando, es en el registro simbólico de las presencias y ausencias del acompañante, en el tiempo de una espera transversal al contexto que instiga al usuario a su normalización, donde se produce el registro de la compañía. El acompañamiento es irreductible a una intervención particular, pero es sensible a todas ellas.


Por eso decimos que el Acompañante Terapéutico ocupa un lugar intersticial, entre dos dimensiones:

- Dimensión Transaccional: en el sentido de que su posición varía en función de la negociación que se haga con cada una da las partes en juego (incluida la propia institución a la que pertenece el acompañante) en cada momento, por lo que se ubica en el centro de una lucha de intereses.

- Dimensión Transicional: su trabajo no es propiedad del paciente, de la familia, del terapeuta o de la institución tratante, sino que es un tiempo de tránsito entre un momento y otro, un tiempo otro, una espera, que se construye junto con el usuario.

El Acompañamiento Terapéutico priva al usuario de la obligación de curarse, pero lo hace de forma sutil, muda, faltando al lugar donde se lo espera, soportando sobre si la crítica de las instituciones y el usuario que lo obligan a ocupar el papel de curador.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado señor:
Le escribo para invitarle a leer en mi humilde blog mi última entrada acerca de un sentimiento por desgracia muy común; el odio. Quizás le interese leerlo, más teniendo en cuenta su profesión.
Saludos desde Gran Canaria.

... dijo...

alejandro te invitamos a visitar la revista virtual de Acompañantes Terapeuticos de Argentina: www.revistaencuentro.org.ar y a que publiques algun articulo.
saludos
viviana

Vladimiro dijo...

Estimado colega Alejandro: Le escribo desde la Argentina,en la ciudad de La Plata, donde me desempeño como Acompañante Terapéutico desde hace 5 años y desde donde brindamos un curso de formación para acompañantes terapético, ademas no hacce mucho tiempo hemos abierto un centro de día para personas psiquiatricas...
Es grato encontrar colegas de otros paises para observar el desarrollo de esta actividad, creciente, en nuestro pais, estaremos en contacto, saludos