Agradezco la gentileza de Antonio Tarí, Director del Centro de Día de la Romareda, Zaragoza, por permitirme la posibilidad de brindaros este artículo, a mi parecer, fundamental para comprender algunas de las problemáticas que surgen en el trabajo cotidiano con grupos en el campo de la Rehabilitación.
Este artículo ha sido publicado en la Revista AREA 3.CUADERNOS DE TEMAS GRUPALES E INSTITUCIONALES, Nro.º 8, Verano 2001.
Notas sobre el
trabajo grupal en los dispositivos de rehabilitación
Antonio Tarí
“Si quieres construir un barco, no empieces a buscar madera, cortar
tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres,
el anhelo de mar libre y ancho...” (Antoine de Saint-Exupery).
Parte 1
Introducción
En este trabajo
utilizo el esquema del cono invertido para reflexionar sobre el acontecer
institucional en los dispositivos intermedios de rehabilitación psicosocial y
las diversas situaciones grupales que los constituyen. La conceptualización del
cono se puede aplicar a la comprensión de cualquier proceso grupal, y es útil
más allá de que se trabaje con la técnica operativa. Para disminuir mis
exigencias definía este trabajo como una c.o.g. aplicada.
“El esclarecimiento y
manejo operativo de los vectores permitirán a la unidad grupal el abordaje de
las ansiedades desencadenadas por las situaciones de cambio” (E.
Pichon-Rivière). Estas seis constantes son puntos de referencia y guía para
establecer hipótesis sobre los obstáculos que se presentan en dicho proceso,
contemplados estos desde el lado del paciente, como de la contribución
involuntaria de los profesionales.
El proceso corrector
(terapéutico-rehabilitador) en los dispositivos intermedios se desarrolla
dentro de un gran setting constituido por diversas intervenciones grupales
que se insertan en una realidad grupal más amplia constituida por el
equipo y las personas que frecuentan el dispositivo.
Es característico en
estos dispositivos la existencia de diferentes tipos de intervenciones
grupales, que como una caja de herramientas son utilizadas en función de
las necesidades, la gravedad psicopatológica y el momento evolutivo del
paciente. Se realizan terapias de grupo, intervenciones familiares, pero sobre
todo los llamados grupos de actividad, grupos de mediación, grupos
rehabilitadores, laboratorios, grupos que utilizan lo cotidiano como
instrumento terapéutico.
Las diversas áreas de
actividad que se trabajan en dichos grupos representan diversos aspectos o
dimensiones de la persona en relación con la realidad y sirven para promover el
desarrollo de las capacidades relacionales, expresivas,
ocupacionales, y de insight del paciente, necesarias para funcionar
autónomamente en la comunidad.
Dichos grupos de
actividad constituyen el armazón institucional de los dispositivos, siendo
frecuentemente los espacios donde más tiempo permanecen los pacientes, donde se
da el mayor número de experiencias (las llamadas veintitrés horas restantes) y
nos atreveríamos a decir de transferencias, y constituyen un instrumento básico
para trabajar los objetivos institucionales.
Los grupos de
actividad que se organizan generalmente en torno a la adquisición de
competencias y habilidades para la vida cotidiana, han de tener como tarea
fundamental la adquisición y el desarrollo de las actitudes básicas necesarias
en todo grupo social, “actitudes básicas de todo grupo social le llama Pichon a
la pertenencia, cooperación y pertinencia”. Para que estos
aprendizajes formen parte de una adaptación activa a la realidad
deberían incluir, como dice García-Badaracco, bocaditos de insight. De ahí que
deban ser contemplados también como grupos de sensibilización.
Utilizaremos los
vectores del cono no solo como guía de orientación en relación con el proceso
corrector sino que también consideramos que los modos de interacción que
constituyen los vectores se configurarían como aspectos parciales de la tarea
correctora.
El trabajo sobre
estas actitudes básicas ha de ser un elemento común en los diferentes encuadres
o ámbitos grupales de tratamiento y tienen en sí mismo una función
terapéutica, independientemente de la tipología.
Cada una de las
formas de interacción que engloba cada vector se constituye como un objetivo
rehabilitador a alcanzar, así podríamos decir que cuando observamos que un
psicótico hace aportes a la tarea grupal, empieza a compartir con otros sus
experiencias y aprendizajes y competencias, acepta mejor los aportes de los
demás, colabora con sus compañeros permitiéndose decir a veces lo que piensa,
haciéndose cargo de lo que dice, gran parte de la tarea rehabilitadora ha sido
realizada.
El desarrollo y la
interiorización de dichas actitudes por los pacientes necesita de un campo de
juego, de un contexto, de un clima grupal higienizante, de encuadres que
favorezcan dichos modos de conducta grupal. La modificación de la verticalidad
pasa por una horizontalidad que no repita la horizontalidad original.
La lectura que voy a
realizar del acontecer institucional utilizando la herramienta del cono se basa
fundamentalmente en emergentes que surgen en relación con estos grupos de
actividad.
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