martes, 29 de noviembre de 2016

El Acompañante Terapéutico y el Yo Auxiliar Psicodramático






Entendemos la función de yo auxiliar psicodramático de una forma mucho más amplia y potencialmente enriquecedora, que la mera suplencia del yo del paciente por parte del yo del acompañante, quien presta su yo para suplir un deficit estructural en el acompañado, dando lugar a una función histórica del at, "prestar el yo", tan citada (Goyeneche y Pizzini, 2011;  Schneroff y Edelstein, 2004; Pulice y Rossi, 1997), como criticada (Pulice, 2011, Rossi, 2011; Chévez, 2012) por su cariz asistencialista y medicalista.

El yo auxiliar psicodramático no está al servicio de la necesidad o el déficit, sino de la creatividad y la espontaneidad, y aquí radica su principal diferencia. Opera cuando el acompañante se ve compelido a formar parte del mundo interno del acompañado, participando de sus construcciones delirantes, recogiendo el mandato de sus voces, o circulando con él en su mundo alternativo, siempre en situaciones concretas, frecuentemente en el domicilio o la calle.

La tarea del yo auxiliar es, con su actuación, posibilitar y sostener (holding) la construcción de un espacio transicional entre la escena interna y la escena externa del paciente, que se está desarrollando en el acompañamiento en un momento  y en un lugar determinado, de aquí radica su eficacia clínica cuando interviene en la calle o en el domicilio, y explica porque el acompañamiento requiere de poner el cuerpo en una dimensión tanto física como plástica.

Su campo de acción es la escena, esta transcurre en un lugar y un momento determinado, junto al paciente, otros personajes que puedan estar por allí, un escenario de fondo y objetos que pueden manipularse y adquirir diferente valor en la escena. A esta configuración la llamo escena terapéutica, que en lenguaje psicodramático refiere a la presencia de un protagonista, un yo auxiliar, público, personajes secundarios, escenografía y objetos intermediarios que pueblan la escena en un momento puntual de la interacción.

El acompañante terapéutico, en tanto, yo auxiliar mantiene la fluidez de la escena, interviene sin interrumpir, acepta el rol que le es atribuido, pero lo ejecuta de forma singular, según su espontaneidad trabajada, aportando una diferencia, y la posibilidad de que el paciente tenga una vivencia transformadora, al modo de las experiencias correctivas que proponía Vicente Alexandre. 

Bibliografía



-      Pulice G. y Rossi G. (1997). Acompañamiento Terapéutico. Buenos Aires: Polemos
-     Pulice, G. (2011). Fundamentos Clínicos del Acompañamiento Terapéutico. Buenos Aires: Letra  Viva.
-     Rossi G. (2011). Acompañamiento Terapéutico. Lo cotidiano, las redes y sus interlocutores. Buenos Aires: Ed. Polemos.
-      Goyeneche R. y Piccini M. (2011). El arte de Acompañar. Buenos Aires: Letra Viva.
-    Schneeroff, S. y Edelstein, S. (2004). Manual Didáctico sobre Acompañamiento Terapéutico. Buenos Aires: Editorial Akadia.
-   Kuras, S. y Resnizky, S (1985). Acompañantes Terapéuticos y Pacientes Psicóticos. Buenos Aires: Editorial Trieb.
-    Moreno J.L. (1977). El teatro de la espontaneidad. Editorial Vancu: Buenos Aires.
-    Moreno J.L. (1993). Psicodrama. Lumen: Buenos Aires.
-   Castejón, M. (2014). Acompañamiento Terapéutico y psicosis. Buenos Aires: Editorial Letra Viva.
 

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