jueves, 15 de diciembre de 2016

Lectura de “El Envío”, Jacques Derrida




Discurso inaugural del XVIII congreso de la Sociedad francesa de filosofía cobre el tema de “la representación”. Trad. de Patricio Peñalver, en Derrida, J.,  La desconstrucción en las fronteras de la filosofía, Piadós, Barcelona, 1996.

Jacques Derrida analiza en este texto la cuestión de la representación, el problema de “la traductibilidad” y la relación con lo que él llama el envío.

La palabra “representación” plantea el problema de que “no traduce ninguna palabra griega de forma transparente, sin residuo, sin reinterpretación y reinscripción histórica profunda”[1], al mismo tiempo se desentiende del análisis del concepto en sí mismo, lo cual plantea que no tiene ningún sentido y es llevar el análisis a un estadio pre-filosófico, ya que se partiría de una idea a priori de lo que es representación.

Aun así esta cuestión no impide la necesidad de plantearse la pregunta acerca de “¿qué es la representación en sí misma en general?”[2].

En principio aparecen tres líneas, que parecen diferir entre sí, la francesa e inglesa representation,  la latina repraesentatio, y las alemanas repräsentation, darstellung y vorstellung.

Plantea que tanto las lenguas muertas con las lenguas vivas es padecen del mismo problema debido a que se encuentran sujetas a una misma situación estructural, dice, “hay dos condiciones para fijar el sentido de una palabra o para dominar la polisemia de un vocablo”:
1.            “la existencia de una invariante bajo la diversidad de la transformaciones semánticas por una parte”.
2.            “la posibilidad de determinar un contexto de forma saturante por otra parte”[3].

“El lenguaje, todo lenguaje sería representativo, sistema de representantes, pero el contenido representado de esta representación (sentido, cosa etc) seria una presencia y no una representación. Lo representado (el contenido representado) no tendría, a su vez, la estructura de la representación, la estructura representativa del representante. El lenguaje sería un sistema de representantes o también de significantes, de lugartenientes que sustituyen aquello que dicen, significan o representan”[4]


  “El sujeto no está ya sólo definido  en su esencia como el lugar y el emplazamiento sus representaciones. El mismo, como sujeto y en su estructura de subjectum, queda aprendido como un representante[20].


Dice Para, por y en (el sujeto): el sistema de estas preposiciones marca el lugar[5] de la representación o de la Vorstellung. El re- marca la repetición en, para y por el sujeto, a parti subjecti, de una presencia que, de otro modo, se presentaría al sujeto sin depender de él o sin tener en él su lugar propio”[6].

“La praesentatio significa el presentar, y la repraesentatio el hecho de volver presente, de hacer-venir como poder-de-hacer-volver-a-venir, y ese poder-de-hacer-volver-a-venir-a-la-presencia de forma repetitiva (...)está marcando a la vez en el re- de la representación y en esa posicionalidad, ese re- marca el lugar del Stellen[7][8]

Pareceria que la repraesentatio alude a la copia, al doble, a la efigie, y el vostellung [9](de vor-stellen) al lugar de la representación, este lugar el “para, por y en el sujeto” en el sentido de que el sujeto es la región, el dominio y la medida de los objetos.

La cuestión de la representación se liga con la del envió siguiendo el razonamiento de Heidegger por la que  “el mundo griego no tenia relación con el ente como con una imagen concebida o con un representación (aquí Bild). Alli el ente es presencia; y eso, en el origen, no por el hecho de que el hombre mirase al ente y tuviese de éste lo que se llama una representación (vorstellung) como modo de percepción de un sujeto” [10]       

En otra época el ente es entendido como ens creatum, es decir, “Ser-un-ente significa pertenecer al orden de lo creado”[11].

Correspondería a la época moderna la idea de que el ser del ente correspondería a un objeto traído “ante” el hombre.

Representar significa aquí, y parece transcribir aquí una frase literal en alemán de Heiddeger, “hacer venir ante sí lo existente (que ya es ante sí: Vorhandene) en cuanto algo que hace frente, relacionarlo consigo, con el que lo representa, y refrejarlo en esa relación consigo en cuanto región que establece la medida”  (la referencia es Heidegger, “La época de la imagen del mundo”, en Sendas Perdidas, p.84).

No en muchas ocasiones al decir de Cristina Peretti, Derrida hace una referencia directa al sujeto, por lo que cobra relevancia la siguiente apreciación de lo anterior “Es el sí mismo, aquí el sujeto-hombre, el que en esta relación es la región, el dominio y la medida[12] de los objetos como representaciones, sus propias representaciones”[13].

Pienso que de lo que se trata aquí es del Hombre en el lugar del sujeto como sí mismo es una representación entre representaciones, pero con un carácter diferencial, él en tanto sujeto es el lugar (stellen) de la ley/medida, o mas bien es en-ante-desde él donde las representaciones se reproducen/repiten. Esta es una frase compleja, veremos si el examen que sigue aclara algunas dudas.

Tenemos entonces que para Derrida el sujeto es el lugar de la representación, “es aquello que puede o cree que puede poder darse representaciones” (y representantes), disponerlas y disponer de ellas”[14].

Quiero remarcar que dice “el sujeto es aquello”, lo que significa que, a menos que sea un fallo de la traducción, es algo que sucede fuera, o que se produce a través del lugar donde se piensa, el sujeto como aquello fuera del ser, a través del ser, en el ser, pero sin una relación de identidad con el Ser.

Es el resultado del pensamiento moderno (post-cartesiano e incluso post-hegeliano) la idea de que todo lo que sucede es aprendido como representación, “la experiencia del ente deviene esencialmente representación”, pasa en esta época moderna a ser de máxima importancia el valor de la representación, “la de su verdad y su adecuación con lo que representa”.

Aquí la cuestión se complica al extremo, ya que Derrida plantea que este paso desde al mundo griego a la época moderna, no pudo deberse a “un paso en falso accidental”.

“ese reino de la representación debe haber sido destinado, predestinado; geschikte, es decir literalmente enviado, dispensado, asignado por un destino como conjunción de la historia(gerschick, gerchichte). El advenimiento de la representación debe de haber sido preparado, prescrito, anunciado de lejos, emitido, yo diría telefirmado en un mundo, el mundo griego, en el que sin embargo no reinaba la representación, la Vorstellung[15].

¿Como es posible que en la cimiente del recién nacido ser griego estuviera potencialmente inscripto la totalidad de su potencialidad?

Dice Derrida “la representación es ciertamente una imagen o una idea como imagen en y para el sujeto, una afección del sujeto bajo la forma de una relación de objeto que está en aquél en tanto que copia, cuadro o escena, una idea, si quieren ustedes”.

Para que surgiera el “mundo como representación” es necesario que previamente su hubiera constituido el “mundo como visible”, y agrego un mundo visible por alguien, un ente diferenciado de la cosa, el ser, y en esto precisamente consistió el platonismo.  El paso de la manifestación de la forma visible, in praesentia a la imagen como reproducción como la presentación de un reflejo. A esto Derrida llama el mundo como Bild “imagen disponible, forma espectacular que se ofrece a la mirada”[16], imagino que esto significa, el mundo que esta ahí para ser mirado.

El mundo como Bild[17] sería un paso intermedio preparado por el platonismo, entre el mundo como presencia (ser aprehendido como presencia) que tiene cogido o prendado al hombre del mundo griego, y el mundo como representación (¿ser como representación para otro ser?) de la época moderna.

“Asi, el mundo del platonismo habría hecho el envío para el reino de la representación, habría destinado a éste, lo habría destinado sin estar sometido a su vez a él”[18].

¿Como superar este punto?, siguiendo siempre con Heidegger, Derrida propone suprimir el presupuesto de que el lenguaje tiene una estructura representativa o representacional, y el de que la historia como proceso escandido según la forma y el ritmo de la representación (vorstellung), el sujeto como lugar y emplazamiento de la representación. Es decir, salirse de la concepción platónica del ser.

Derrida hace una critica al enunciado lacaniano por el que “un sujeto es aquello que el significante representa para otro significante”, aduciendo que la lógica lacaniana trabaja también sobre esta estructura representativa.

Luego hace una justificación tres partes para explicar el porque de Heidegger en un congreso de la Sociedad Francesa de Filosofía:
Resumiendo:
1.    Porque la problemática abierta por Heidegger es la única que trata actualmente el problema de la representación  en su conjunto.
2.    Por la riqueza de la comparación entre el latino repraesentatio y el foráneo Vorstellung. La necesidad de salir de la latinidad para analizarla.
3.    Porque la palabra representación estuvo a punto de ser eliminada del francés o su abandono para uso filosófico.

Para empezar a pensar las múltiples implicaciones de la palabra representación y la historia (“si es que la hay y si es que ésta es unitaria”) es preciso suprimir dos presupuestos:
1.    “el de un lenguaje de estructura representativa o representacional”
2.    “el de un historia como un proceso escandido según la forma o el ritmo de la vostellung”[19].
Aquí trae a colación la famosa frase lacaniana por la que un sujeto es lo que un significante representa para otro significante e inscribe su teoría dentro de un lógica representativa, al igual que Heidegger al referirse a la época como lugar de agrupación semántica.

Luego dice “toda la lógica lacaniana del significante trabaja también con esta estructuración del sujeto por medio de, y como, la representación: el sujeto «enteramente calculable», dice Lacan, desde el momento en que se «se reduce a la fórmula de una matriz de combinaciones significantes»”[21].

Esta claro, como plantea Francisco Vidarte que Derrida se refiere a Lacan de la primera época (antes de ´50), antes del giro teórico que produce la introducción del concepto de “lo real” como imposible. Cierto es que todo el trabajo topológico que realiza Lacan a partir de esa fecha (el nudo borromeo, el toro), que ya estaba prefigurado desde el comienzo de sus Seminarios (el grafo del deseo, el Esquema z etc.), indican un esfuerzo por llevar al campo de la representación, aquello que sería del orden del acontecimiento (en términos de Derrida).

De aquí que deduce que “estructurado por la representación, el sujeto representado es también un sujeto representante. Un representante del ente y en consecuencia también un objeto, Gegenstand[22].

En este punto tanto Lacan y Heiddeger pretenderían llevar el reino de la representación al reino de lo calculable, por lo que lo irrepresentable sería aquello que queda fuera de tal calculabilidad.

Es interesante el giro que le da al tema del fantasma phantasma, aquí tratado desde el concepto de Phantasía, dice que aquello retoma Hegel en su trabajo filosofico y por toda la escuela filosofica, no correspondería, y aquí esta de acuerdo con Heidegger, con la subjetividad del mundo griego, de hecho en esta época no habría subjetivismo alguno, no re- presentación posible, “en ese mundo el ser era aprehendido como presencia, al aparecer en la presencia y no en la representación. Phantasía designa un modo de aparecer que no es representativo”[23].

Este aparecerse frente al hombre no es un presentar-se anta sí, como en el caso de la representación, sino un desocultamiento, un “llegar-al-presente”[24] frente a un hombre presente “presente para aquello que aparece”[25].

Por lo tanto la cuestión no se trata sólo de cómo el hombre ha llegado a darse representaciones, a representar-se y a tener representaciones (repraesentatio), sino como él mismo, como representante y como escenario de las representaciones (vorstellung), es capaz de representar algo.  Dice Derrida sigiendo a Heidegger “cuando tiene representaciones, cuando determina todo lo que existe como representable en una Vorstellung, el hombre se establece dándose la imagen del ente, se hace una idea de éstos, está en él”[26], es su escenificación, todo es calculable “el hombre se pone, se representa a sí mismo como la escena de la representación”[27]. Esta lógica que correspondería a la época moderna tiene el excepcionalidad de ubicar a imagen (Bild) en el eje de la representación, el ente se vuelve imagen, accesible a la construcción del pensamiento, no habría afuera de este construccionismo, tal como lo planteara Vico es su momento delatando el camino.

Desde el preciso momento en que el ente, como representación, es enteramente representable para el hombre, en tanto escenario de la representación, un escenario Borgiano  no exento de laberintos, ya que este plano de plena conciencia, todo aquello del orden de lo irrepresentable, de lo impensable para el sujeto, del Ello, el acontecimiento, se presenta ante el hombre como ruptura.

¿Como escamotearse de esta lógica rotunda  e imperativa sin caer en su mismo juego, sin convertirse en una representación de las representaciones?, ¿cómo respetar esta plurivocidad del concepto representación sin caer en la tentación unificadora de la filosofía que tanto criticaba Nietszche?.

Derrida plantea la lógica del envío, un pensamiento por llamarlo de alguna forma destinal, ligado al porvenir y a al acontecimiento, ligadura desligante que siempre lleva en su escritura el nombre de la difference.

El envío como una diferencia del pensamiento representacional, “una diferencia que no se ordenaría ya con la diferencia de la Anwessenheit o de la presencia, o con la diferencia como presencia, una presencia que no representaría ya lo mismo o la relación consigo del destino del ser, una presencia que no sería repatriable al  envío de sí, una diferencia como envío que no sería uno, ni un envío en sí. Sino envíos de lo otro, de los otros. Invenciones del otro”[28].

Derrida considera: “lo irrepresentable como aquello que es extraño a la estructura misma de lo representable, como lo que no se puede representar sino más bien, y además, a lo que no se debe representar, tenga o no esto la estructura de lo representable”[29]. El problema de la prohibición, y en especial, de donde viene esa prohibición, tanto como advenimiento de lo completamente-otro, como su desaparición  efecto de su reinscripción en “un proceso inteligible y mas vasto”, le lleva a preguntar precisamente sino no será ese el destino de lo irrepresentable[30].

Derrida plantea a través del concepto de envío, “una estructura extraña todavía a la representación”[31], un lanzamiento hacia el mas allá... de la representación, “hacia envíos, y hacia remisiones, ya, que no siguiesen siendo representativos”[32] de la representación, ya que el envío, “no se junta más que dividiéndose, difiriéndose”[33].

Me permito una extensa cita, debido a la extrema condensación que imprime Derrida aquí, al texto[34].

El envío “no constituye unidad y no comienza consigo mismo, aunque no haya nada presente que le preceda; no emite más que remitiendo ya, no emite, más que a partir de lo otro, de lo otro en él sin él. Todo comienza con remitir es decir, que no comienza. Desde el momento en que esa fractura o esa partición divide de entrada todo remitir, hay no un remitir sino, de aquí en adelante, siempre, una multiplicidad de remisiones, otras tantas huellas diferentes que remiten a otras huellas y a huellas de otros”[35].

“Esta divisibilidad del envío no tiene nada de negativo, no es una falta, es algo completamente diferente del sujeto, del significante (...) esta différance es la condición para que haya envío, eventualmente un envío del ser, una dispensación o un don del ser y del tiempo, del presente y de la representación”[36].

“Estas remisiones de huellas o estas huellas de remisiones no tienen la estructura de representantes o de representaciones, ni de significantes ni de símbolos, ni de metáforas ni de metonimias, etc”[37].

“Queda abierta la cuestión de saber si es lo irrepresentable de los envíos lo que produce la ley (por ejemplo la prohibición de la representación) o si es la ley lo que produce lo irrepresentable al prohibir la representación”[38].

“Pero la ley misma no llega quizá, no nos llega, sino transgrediendo la figura de toda representación posible, Cosa difícil de concebir, como es difícil de concebir cualquier cosa que esté mas allá de la representación”[39].

De “El evento (ereignis) como concepto fundamental de la filosofía de Heidegger”
En “Acercamiento a la obra de Martín Heidegger”. Salamanca. 1991. 
“El concepto de destino en Heidegger no debe ser entendido con un significado fatalista, significado que según Heidegger tenia el destino oriental y que ya fue superado dentro del a filosofía griega. Destino (Geschick) viene de Schicken (enviar) y es eso: une envío. Pero un envío ¿de quien?. Heidegger responde expresamente: <>. Destino parece que ha de ser entendido como genitivo objetivo, ya que el ser mismo se envía como destino”. p. 105.



Glosario

repraesentatio: lat. represeintación, volver a presentarse.
Vorgestellheit:   representacionalidad
gestell:
darstellung:
vorstellung:  Alemán. Representación, lugar de la representación (auch theater)
vorstellen: Alemán. verbo. Representar (algo), “hacer venir ante sí lo existente (...) en cuanto algo que hace frente”. (Envío, p. 91). Ponerlo delante.
stéller:
geschikt:  Alemán. Destino.
schiken: alemán. Enviar.
anwessenheit: Alemán. die anwessenheit: ubicación, presencia, asistencia.
in anwessenheit: ante, en presencia de.
bild: Alemán. Imagen, pintura, retrato. “imagen disponible, forma espectacular que se ofrece a la mirada o a la percepción de un sujeto” (Envío, p. 96)
legein:
nachträglich: aleman. Adj. Adicional, a posteri, ulterior. Adv. más tarde, posteriormente, ulteriormente. En psicoanálisis “aprés coup” o “resignificación”.
ereignis: Alemán. Evento, acontecimiento. Término utilizado por Heiddeger.


[1] Derrida, Jacques; “La deconstrucción en las fronteras de la filosofía”, Ed. Paidós, 1993, p. 85.
[2] Ibídem.
[3] Op. Cit., p. 83.
[4] Op. Cit., p. 87.
[5] La negrita es mía.
[6] Op. Cit., p. 92.
[7]Vorstellen”, es el verbo “representar” (algo), aquí puede entenderse como “poner delante
[8] Op. Cit., p. 91,
[9]Vorstellung “ entendida como “representación”, aquí puede traducirse como “lugar de la representación” (auch theater), De Brasi (en “La Explosión del sujeto”, Ed. Grupo Cero, Buenos Aires, 1998, p. 59) propone la simple “presentación” como más adecuada. Incluso Derrida asimila el vor-  de vorstellung, al prae- de praesentation.
[10] Op. Cit., p. 90.
[11] Ibídem.
[12] Las negritas son mías.
[13] Op. Cit., p. 91.
[14] Op. Cit., p. 93.
[15] Op. Cit., p. 95.
[16] Op. Cit., p. 96.
[17] Entre las traducciones de Bild se aceptan: imagen, (masc.) retrato, (fem.) pintura.
[18] Op. Cit., p. 97.
[19] Op. Cit., p. 98.
[20] Ibíd.
[21] Op. Cit., p. 99.
[22] Ibíd.
[23] Op. Cit., p. 100.
[24] Ibíd.
[25] Ibíd..
[26] Op. Cit., p. 101.
[27] Ibíd..
[28] Op. Cit., p. 114.
[29] Op. Cit., p. 118.
[30] El estudio del Otro, la prohibición y la Ley, componentes centrales de la obra de Lacan, que cobran especial vitalidad a partir de la incorporación de concepto de “lo real como imposible”.
[31] Op. Cit., p. 120.
[32] Ibíd..
[33] Ibíd..
[34] Las siguientes tres citas forman parte de la misma frase el original, pero que para simplificar el análisis, las he separado con “puntos aparte”.
[35] Ibíd..
[36] Ibíd..
[37] Op. Cit., p. 121.
[38] Ibíd..
[39] Op. Cit., p. 122.

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