Discurso inaugural del XVIII congreso de la Sociedad francesa de filosofía cobre el tema de “la representación”. Trad. de Patricio Peñalver, en Derrida, J., La desconstrucción en las fronteras de la filosofía, Piadós, Barcelona, 1996.
Jacques Derrida analiza en este texto la cuestión de
la representación, el problema de “la traductibilidad” y la relación con lo que
él llama el envío.
La palabra “representación” plantea el problema de
que “no traduce ninguna palabra griega de forma transparente, sin residuo,
sin reinterpretación y reinscripción histórica profunda”[1],
al mismo tiempo se desentiende del análisis del concepto en sí mismo, lo cual
plantea que no tiene ningún sentido y es llevar el análisis a un estadio
pre-filosófico, ya que se partiría de una idea a priori de lo que es
representación.
Aun así esta cuestión no impide la necesidad de
plantearse la pregunta acerca de “¿qué es la representación en sí misma en general?”[2].
En
principio aparecen tres líneas, que parecen diferir entre sí, la francesa e
inglesa representation, la latina
repraesentatio, y las alemanas repräsentation, darstellung y vorstellung.
Plantea
que tanto las lenguas muertas con las lenguas vivas es padecen del mismo
problema debido a que se encuentran sujetas a una misma situación estructural,
dice, “hay dos condiciones para fijar el sentido de una palabra o para
dominar la polisemia de un vocablo”:
1.
“la existencia de una invariante bajo la diversidad de
la transformaciones semánticas por una parte”.
2.
“la posibilidad de determinar un contexto de forma
saturante por otra parte”[3].
“El lenguaje, todo lenguaje sería representativo, sistema de
representantes, pero el contenido representado de esta representación (sentido,
cosa etc) seria una presencia y no una
representación. Lo representado (el contenido representado) no tendría, a su
vez, la estructura de la representación, la estructura representativa del
representante. El lenguaje sería un sistema de representantes o también de
significantes, de lugartenientes que sustituyen aquello que dicen, significan o
representan”[4]
Dice “Para, por y en (el sujeto): el sistema de estas preposiciones marca el lugar[5] de la representación o de la Vorstellung. El re- marca la repetición en, para y por el sujeto, a parti subjecti, de una presencia que, de otro modo, se presentaría al sujeto sin depender de él o sin tener en él su lugar propio”[6].
“La praesentatio significa
el presentar, y la repraesentatio el hecho de
volver presente,
de hacer-venir como poder-de-hacer-volver-a-venir, y ese
poder-de-hacer-volver-a-venir-a-la-presencia de forma repetitiva (...)está
marcando a la vez en el re- de la representación y en esa posicionalidad, ese
re- marca el lugar del Stellen[7]”[8]
Pareceria
que la repraesentatio alude a la
copia, al doble, a la efigie, y el vostellung [9](de
vor-stellen) al lugar de la representación, este lugar el “para, por y en el
sujeto” en el sentido de que el sujeto es la región, el dominio y la medida
de los objetos.
La
cuestión de la representación se liga con la del envió siguiendo el
razonamiento de Heidegger por la que “el
mundo griego no tenia relación con el ente como con una imagen concebida o con
un representación (aquí Bild). Alli el
ente es presencia; y eso, en el origen, no por el hecho de que el hombre mirase
al ente y tuviese de éste lo que se llama una representación (vorstellung) como
modo de percepción de un sujeto” [10]
En
otra época el ente es entendido como ens creatum, es decir, “Ser-un-ente significa pertenecer al
orden de lo creado”[11].
Correspondería
a la época moderna la idea de que el ser del ente correspondería a un objeto
traído “ante” el hombre.
Representar
significa aquí, y parece transcribir aquí una frase literal en alemán de
Heiddeger, “hacer venir ante sí lo existente (que ya es ante sí: Vorhandene)
en cuanto algo que hace frente, relacionarlo consigo, con el que lo representa,
y refrejarlo en esa relación consigo en cuanto región que establece la medida” (la referencia es Heidegger, “La época de la
imagen del mundo”, en Sendas
Perdidas, p.84).
No
en muchas ocasiones al decir de Cristina Peretti, Derrida hace una referencia
directa al sujeto, por lo que cobra relevancia la siguiente apreciación de lo
anterior “Es el sí mismo, aquí el sujeto-hombre, el que en esta relación es la región, el dominio y la medida[12] de los
objetos como representaciones, sus propias representaciones”[13].
Pienso
que de lo que se trata aquí es del Hombre en el lugar del sujeto como sí
mismo es una representación entre representaciones, pero con un carácter
diferencial, él en tanto sujeto es el lugar (stellen) de la ley/medida, o mas bien es en-ante-desde él donde
las representaciones se reproducen/repiten. Esta es una frase compleja, veremos
si el examen que sigue aclara algunas dudas.
Tenemos
entonces que para Derrida el sujeto es el lugar de la representación, “es
aquello que puede o cree que puede poder darse representaciones” (y
representantes), disponerlas y disponer de ellas”[14].
Quiero
remarcar que dice “el sujeto es
aquello”, lo que significa que, a menos que sea un fallo de la
traducción, es algo que sucede fuera, o que se produce a través del lugar donde
se piensa, el sujeto como aquello fuera del ser, a través del ser, en el ser,
pero sin una relación de identidad con el Ser.
Es
el resultado del pensamiento moderno (post-cartesiano e incluso post-hegeliano)
la idea de que todo lo que sucede es aprendido como representación, “la
experiencia del ente deviene esencialmente representación”, pasa en esta
época moderna a ser de máxima importancia el valor de la representación, “la de su verdad y su
adecuación con lo que representa”.
Aquí
la cuestión se complica al extremo, ya que Derrida plantea que este paso desde
al mundo griego a la época moderna, no pudo deberse a “un paso en falso accidental”.
“ese reino de la representación debe haber sido destinado, predestinado; geschikte, es decir
literalmente enviado, dispensado, asignado por un destino como conjunción de la
historia(gerschick, gerchichte). El advenimiento de la representación debe de
haber sido preparado, prescrito, anunciado de lejos, emitido, yo diría
telefirmado en un mundo, el mundo griego, en el que sin embargo no reinaba la
representación, la Vorstellung”[15].
¿Como es posible que en la cimiente del recién
nacido ser griego estuviera potencialmente inscripto la totalidad de su
potencialidad?
Dice
Derrida “la representación es ciertamente una imagen o una idea como imagen
en y para el sujeto, una afección del sujeto
bajo la forma de una relación de objeto que está en aquél en tanto que copia,
cuadro o escena, una idea, si quieren ustedes”.
Para que surgiera el “mundo como representación” es necesario
que previamente su hubiera constituido el “mundo como visible”, y agrego un
mundo visible por alguien, un ente diferenciado de la cosa, el ser, y en esto
precisamente consistió el platonismo. El
paso de la manifestación de la forma visible, in praesentia a la imagen
como reproducción como la presentación de un reflejo. A esto Derrida llama el
mundo como Bild “imagen
disponible, forma espectacular que se ofrece a la mirada”[16], imagino que
esto significa, el mundo que esta ahí para ser mirado.
El
mundo como Bild[17] sería un
paso intermedio preparado por el platonismo, entre el mundo como presencia (ser
aprehendido como presencia) que tiene cogido o prendado al hombre del mundo
griego, y el mundo como representación (¿ser como representación para otro
ser?) de la época moderna.
“Asi, el mundo del platonismo habría hecho el envío
para el reino de la representación, habría destinado a éste, lo habría
destinado sin estar sometido a su vez a él”[18].
¿Como
superar este punto?, siguiendo siempre con Heidegger, Derrida propone suprimir
el presupuesto de que el lenguaje tiene una estructura representativa o
representacional, y el de que la historia como proceso escandido según la forma
y el ritmo de la representación (vorstellung), el sujeto
como lugar y emplazamiento de la representación. Es decir, salirse de la
concepción platónica del ser.
Derrida
hace una critica al enunciado lacaniano por el que “un sujeto es aquello que el
significante representa para otro significante”, aduciendo que la lógica
lacaniana trabaja también sobre esta estructura representativa.
Luego
hace una justificación tres partes para explicar el porque de Heidegger en un
congreso de la Sociedad Francesa de Filosofía:
Resumiendo:
1.
Porque la problemática abierta por Heidegger es la
única que trata actualmente el problema de la representación en su conjunto.
2.
Por la riqueza de la comparación entre el latino
repraesentatio y el foráneo Vorstellung. La necesidad de salir de la latinidad
para analizarla.
3.
Porque la palabra representación estuvo a punto de ser
eliminada del francés o su abandono para uso filosófico.
Para empezar a pensar las
múltiples implicaciones de la palabra representación y la historia (“si es
que la hay y si es que ésta es unitaria”) es preciso suprimir dos
presupuestos:
1. “el
de un lenguaje de estructura representativa o representacional”
2. “el
de un historia como un proceso escandido según la forma o el ritmo de la vostellung”[19].
Aquí
trae a colación la famosa frase lacaniana por la que un sujeto es lo que un
significante representa para otro significante e inscribe su teoría dentro de
un lógica representativa, al igual que Heidegger al referirse a la época
como lugar de agrupación semántica.
Luego
dice “toda la lógica lacaniana del significante trabaja también con esta
estructuración del sujeto por medio de, y como, la representación: el sujeto
«enteramente calculable», dice Lacan, desde el momento en que se «se reduce a
la fórmula de una matriz de combinaciones significantes»”[21].
Esta
claro, como plantea Francisco Vidarte que Derrida se refiere a Lacan de la
primera época (antes de ´50), antes del giro teórico que produce la
introducción del concepto de “lo real” como imposible. Cierto es que todo el
trabajo topológico que realiza Lacan a partir de esa fecha (el nudo borromeo,
el toro), que ya estaba prefigurado desde el comienzo de sus Seminarios (el
grafo del deseo, el Esquema z etc.), indican un esfuerzo por llevar al campo de
la representación, aquello que sería del orden del acontecimiento (en términos
de Derrida).
De
aquí que deduce que “estructurado por la representación, el sujeto
representado es también un sujeto representante. Un representante del ente y en
consecuencia también un objeto, Gegenstand”[22].
En
este punto tanto Lacan y Heiddeger pretenderían llevar el reino de la
representación al reino de lo calculable, por lo que lo irrepresentable sería
aquello que queda fuera de tal calculabilidad.
Es
interesante el giro que le da al tema del fantasma phantasma, aquí
tratado desde el concepto de Phantasía, dice que aquello retoma Hegel en
su trabajo filosofico y por toda la escuela filosofica, no correspondería, y
aquí esta de acuerdo con Heidegger, con la subjetividad del mundo griego, de
hecho en esta época no habría subjetivismo alguno, no re- presentación
posible, “en ese mundo el ser era aprehendido como presencia, al aparecer en
la presencia y no en la representación. Phantasía designa un modo de
aparecer que no es representativo”[23].
Este
aparecerse frente al hombre no es un presentar-se anta sí, como en el caso de
la representación, sino un desocultamiento, un “llegar-al-presente”[24] frente a un
hombre presente “presente para aquello que aparece”[25].
Por
lo tanto la cuestión no se trata sólo de cómo el hombre ha llegado a darse
representaciones, a representar-se y a tener representaciones (repraesentatio),
sino como él mismo, como representante y como escenario de las representaciones
(vorstellung), es capaz de representar algo.
Dice Derrida sigiendo a Heidegger “cuando tiene representaciones,
cuando determina todo lo que existe como representable en una Vorstellung,
el hombre se establece dándose la imagen del ente, se hace una idea de éstos,
está en él”[26], es su
escenificación, todo es calculable “el hombre se pone, se representa a sí
mismo como la escena de la representación”[27]. Esta lógica
que correspondería a la época moderna tiene el excepcionalidad de ubicar a
imagen (Bild) en el eje de la representación, el ente se vuelve imagen,
accesible a la construcción del pensamiento, no habría afuera de este construccionismo,
tal como lo planteara Vico es su momento delatando el camino.
Desde
el preciso momento en que el ente, como representación, es enteramente
representable para el hombre, en tanto escenario de la representación, un
escenario Borgiano no exento de
laberintos, ya que este plano de plena conciencia, todo aquello del orden de lo
irrepresentable, de lo impensable para el sujeto, del Ello, el acontecimiento,
se presenta ante el hombre como ruptura.
¿Como
escamotearse de esta lógica rotunda e
imperativa sin caer en su mismo juego, sin convertirse en una representación de
las representaciones?, ¿cómo respetar esta plurivocidad del concepto
representación sin caer en la tentación unificadora de la filosofía que tanto
criticaba Nietszche?.
Derrida
plantea la lógica del envío, un pensamiento por llamarlo de alguna forma
destinal, ligado al porvenir y a al acontecimiento,
ligadura desligante que siempre lleva en su escritura el nombre de la
difference.
El
envío como una diferencia del pensamiento representacional, “una diferencia
que no se ordenaría ya con la diferencia de la Anwessenheit o de la presencia, o con la diferencia como presencia,
una presencia que no representaría ya lo mismo o la relación consigo del
destino del ser, una presencia que no sería repatriable al envío de sí, una
diferencia como envío que no sería uno, ni un envío en sí. Sino
envíos de lo otro, de los otros. Invenciones del otro”[28].
Derrida
considera: “lo irrepresentable como aquello que es extraño a la estructura
misma de lo representable, como lo que no se puede representar sino más bien, y además, a lo que no se debe representar,
tenga o no esto la estructura de lo representable”[29]. El problema
de la prohibición, y en especial, de donde viene esa prohibición, tanto como
advenimiento de lo completamente-otro, como su desaparición efecto de su reinscripción en “un proceso
inteligible y mas vasto”, le lleva a preguntar precisamente sino no será
ese el destino de lo irrepresentable[30].
Derrida
plantea a través del concepto de envío, “una estructura extraña
todavía a la representación”[31], un
lanzamiento hacia el mas allá... de la representación, “hacia envíos,
y hacia remisiones, ya, que no siguiesen siendo representativos”[32] de la
representación, ya que el envío, “no se junta más que dividiéndose,
difiriéndose”[33].
Me
permito una extensa cita, debido a la extrema condensación que imprime Derrida
aquí, al texto[34].
El
envío “no
constituye unidad y no comienza consigo mismo, aunque no haya nada presente que
le preceda; no emite más que remitiendo ya, no emite, más que a partir de lo
otro, de lo otro
en él sin él. Todo comienza con remitir es decir, que no comienza.
Desde el momento en que esa fractura o esa partición divide de entrada todo
remitir, hay no un remitir sino, de aquí en adelante, siempre, una
multiplicidad de remisiones, otras tantas huellas diferentes que remiten a
otras huellas y a huellas de otros”[35].
“Esta divisibilidad del envío no tiene nada de negativo, no es una falta,
es algo completamente diferente del sujeto, del significante (...) esta différance es la
condición para que haya envío, eventualmente un envío del ser, una dispensación
o un don del ser y del tiempo, del presente y de la representación”[36].
“Estas remisiones de huellas o estas huellas de remisiones no tienen la
estructura de representantes o de representaciones, ni de significantes ni de
símbolos, ni de metáforas ni de metonimias, etc”[37].
“Queda abierta la cuestión de saber si es lo irrepresentable de los
envíos lo que produce la ley (por ejemplo la prohibición de la representación)
o si es la ley lo que produce lo irrepresentable al prohibir la representación”[38].
“Pero la ley misma no llega quizá, no nos llega, sino transgrediendo la figura de toda representación
posible, Cosa difícil de concebir, como es difícil de concebir cualquier cosa
que esté mas allá de la representación”[39].
De “El evento (ereignis) como
concepto fundamental de la filosofía de Heidegger”
En
“Acercamiento a la obra de Martín Heidegger”. Salamanca. 1991.
“El concepto de destino en Heidegger no debe ser entendido con un
significado fatalista, significado que según Heidegger tenia el destino
oriental y que ya fue superado dentro del a filosofía griega. Destino (Geschick) viene de Schicken (enviar) y
es eso: une envío. Pero un envío ¿de quien?. Heidegger responde expresamente:
<>. Destino parece que ha de ser
entendido como genitivo objetivo, ya que el ser mismo se envía como destino”.
p. 105.
Glosario
repraesentatio: lat.
represeintación, volver a presentarse.
Vorgestellheit: representacionalidad
gestell:
darstellung:
vorstellung: Alemán. Representación,
lugar de la representación (auch theater)
vorstellen: Alemán.
verbo. Representar (algo), “hacer venir ante sí lo existente (...) en cuanto
algo que hace frente”. (Envío, p. 91). Ponerlo delante.
stéller:
geschikt: Alemán. Destino.
schiken: alemán.
Enviar.
anwessenheit: Alemán. die
anwessenheit: ubicación, presencia, asistencia.
in anwessenheit: ante, en presencia de.
bild: Alemán.
Imagen, pintura, retrato. “imagen disponible, forma espectacular que se
ofrece a la mirada o a la percepción de un sujeto” (Envío, p. 96)
legein:
nachträglich:
aleman. Adj.
Adicional, a posteri, ulterior. Adv. más tarde, posteriormente, ulteriormente.
En psicoanálisis “aprés coup” o “resignificación”.
ereignis: Alemán.
Evento, acontecimiento. Término utilizado por Heiddeger.
[1]
Derrida, Jacques; “La deconstrucción en las fronteras de la filosofía”,
Ed. Paidós, 1993, p. 85.
[2]
Ibídem.
[3] Op. Cit., p. 83.
[4] Op. Cit., p. 87.
[5]
La negrita es mía.
[6] Op. Cit., p. 92.
[7]
“Vorstellen”, es el verbo “representar”
(algo), aquí puede entenderse como “poner delante”
[8] Op. Cit., p. 91,
[9]
“Vorstellung “ entendida como “representación”,
aquí puede traducirse como “lugar de la representación” (auch theater),
De Brasi (en “La Explosión del sujeto”, Ed. Grupo Cero, Buenos Aires, 1998, p.
59) propone la simple “presentación” como más adecuada. Incluso Derrida
asimila el vor- de vorstellung,
al prae- de praesentation.
[10] Op. Cit., p. 90.
[11]
Ibídem.
[12]
Las negritas son mías.
[13] Op. Cit., p. 91.
[14] Op. Cit., p. 93.
[15] Op. Cit., p. 95.
[16] Op. Cit., p. 96.
[17]
Entre las traducciones de Bild
se aceptan: imagen, (masc.) retrato, (fem.) pintura.
[18] Op. Cit., p. 97.
[19] Op. Cit., p. 98.
[20]
Ibíd.
[21] Op. Cit., p. 99.
[22]
Ibíd.
[23] Op. Cit., p. 100.
[24]
Ibíd.
[25]
Ibíd..
[26] Op. Cit., p. 101.
[27]
Ibíd..
[28] Op. Cit., p. 114.
[29] Op. Cit., p. 118.
[30]
El estudio del Otro, la prohibición y la Ley, componentes centrales de la obra
de Lacan, que cobran especial vitalidad a partir de la incorporación de
concepto de “lo real como imposible”.
[31] Op. Cit., p. 120.
[32]
Ibíd..
[33]
Ibíd..
[34]
Las siguientes tres citas forman parte de la misma frase el original, pero que
para simplificar el análisis, las he separado con “puntos aparte”.
[35]
Ibíd..
[36]
Ibíd..
[37] Op. Cit., p. 121.
[38] Ibíd..
[39] Op. Cit., p. 122.
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