lunes, 2 de septiembre de 2013

Apuntes VIII: Parte 8. Antonio Tarí: Notas sobre el trabajo grupal en los dispositivos de rehabilitación. Antonio Tarí

Parte 8

Hablando de la telé

En el caso de los pacientes crónicos, la disposición para trabajar con otros y encarar una tarea, inicialmente es predominantemente negativa hacia la tarea, hacia los terapeutas (en muchos casos resultado de todo un recorrido asistencial previo) y también hacia los compañeros. Gabbard señala que “el terror es el afecto primario del esquizofrénico. La relación humana para estos pacientes está cargada de terror. Preocupaciones acerca de la integridad de los propios límites del yo y el temor a la fusión con los otros representan un problema continuo que por lo general se resuelve con el aislamiento”.

Es habitual describir cómo frecuentemente una persona cerrada en sí misma, pasiva y rígida, suscita en los profesionales sentimientos de indiferencia y rechazo. Hochmann detalla los sentimientos que provoca el confrontarse con el universo psicótico: “el sentimiento de invasión, el no poseer espacio propio, de ser parasitado; el sentimiento de vacío, de ser vaciado de nuestros contenidos mentales, de no poder guardar nada en nosotros que sea bueno y creador y el "último sentimiento  - que los otros tenían la misión de recubrir - un sentimiento de inanidad y de no sentido, de absurdez total, un tipo de anti-pensamiento que paraliza la institución en un grotesco simulacro de vida",  algunos de los síntomas institucionales que hemos ido señalando en este trabajo podrían ser entendidos como una colusión defensiva de los profesionales frente a este tipo de sentimientos inducidos por los pacientes y dirigidos al mantenimiento de un funcionamiento simbiótico.


Los distintos espacios grupales ofrecen al psicótico un escenario, metáfora de la vida, lo que permitirá, en tanto en cuanto se va ganando terreno al funcionamiento simbiótico, que la depositación de afectos y despliegue de los roles inscritos en su mundo interno se haga de una forma más discriminada. Es fundamentalmente en estos momentos cuando los comportamientos autodestructivos, de desvalorización y abandono, podrán ser observados, señalados y vinculados a la situación grupal-institucional y a los acontecimientos de la vida cotidiana.

Será también el momento en que contratransferencialmente  (en los miembros del equipo) empiezan a surgir sentimientos más discriminados de ira, miedo, impotencia y confusión. Considerar a un paciente como crónico y determinar la imposibilidad de cambio, puede ser la consecuencia de tan intensos sentimientos contratransferenciales.  Dicha conclusión, pensamos,  surge frente a la ambivalencia de los sentimientos y como defensa frente al conflicto crónico, mediante la eliminación del polo del conflicto que implicaría vínculos sentimentales, tiernos y afectuosos.

Las emociones suscitadas y observadas que se dan paralelamente al proceso de adquisición o readquisición de habilidades pueden ser entendidas, ordenadas y mejor contenidas si las consideramos como las manifestaciones de un proceso de duelo.

Dicho proceso se iniciaría en el momento de la inclusión en el dispositivo por el significado profundo que tal inserción implica: renunciar a una cierta cotidianeidad a la cual estaba acostumbrado y aceptar que sufre una enfermedad.

Observar la manera en la que cada uno se comportará con relación a dicha inclusión  puede proporcionarnos muy precozmente informaciones extremadamente útiles sobre la manera que el paciente acepta su papel de enfermo y de la diferente capacidad de reconocer y escuchar las propias necesidades (inevitable sentimiento de aceptación de la propia dependencia y fragilidad).

Si bien en algunos casos  dicho proceso no pasa de las primeras fases donde predominarían las actitudes de negación, ira y rechazo, observamos que a lo largo del proceso aparecen  destellos en forma de preguntas sobre la enfermedad teñidas de sentimientos más depresivos, sentimientos de dolor por la salud perdida (de una forma más nítida en los encuadres de terapia grupal y en las entrevistas individuales).

Observamos distintos grados en la posibilidad de realización de este duelo, de elaborar los motivos del propio malestar, de recordar y reinterpretar su biografía,  de adquirir un insight más profundo sobre sí mismo, y actuaría como factor pronóstico sobre la posibilidad real de una reinserción laboral y social que sería el fin último de un dispositivo de rehabilitación.


Para finalizar, cuando iniciábamos este trabajo decíamos que un objetivo común de las distintas intervenciones grupales es la adquisición progresiva y posible de insight (grupos de sensibilización). Dicho proceso de adquisición de insight, desde el punto de vista emocional  será equivalente a un proceso de duelo (duelo parcial, a veces bizarro), este proceso es el que permitirá al paciente aclarar las partes en las que él ha sido simplemente portador pasivo del envío de otros, familiar o institucional, y establecer una demanda personal de proyecto transformador.

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