Parte 8
En el caso de los pacientes crónicos, la disposición para trabajar con
otros y encarar una tarea, inicialmente es predominantemente negativa hacia la
tarea, hacia los terapeutas (en muchos casos resultado de todo un recorrido
asistencial previo) y también hacia los compañeros. Gabbard señala que “el
terror es el afecto primario del esquizofrénico. La relación humana para estos
pacientes está cargada de terror. Preocupaciones acerca de la integridad de los
propios límites del yo y el temor a la fusión con los otros representan un
problema continuo que por lo general se resuelve con el aislamiento”.
Es habitual describir cómo frecuentemente una persona cerrada en sí
misma, pasiva y rígida, suscita en los profesionales sentimientos de
indiferencia y rechazo. Hochmann detalla los sentimientos que provoca el
confrontarse con el universo psicótico: “el sentimiento de invasión, el no
poseer espacio propio, de ser parasitado; el sentimiento de vacío, de ser
vaciado de nuestros contenidos mentales, de no poder guardar nada en nosotros
que sea bueno y creador y el "último sentimiento - que los
otros tenían la misión de recubrir - un sentimiento de inanidad y de no
sentido, de absurdez total, un tipo de anti-pensamiento que paraliza la
institución en un grotesco simulacro de vida", algunos de los
síntomas institucionales que hemos ido señalando en este trabajo podrían ser
entendidos como una colusión defensiva de los profesionales frente a este tipo
de sentimientos inducidos por los pacientes y dirigidos al mantenimiento de un
funcionamiento simbiótico.
Los distintos espacios grupales ofrecen al psicótico un escenario, metáfora
de la vida, lo que permitirá, en tanto en cuanto se va ganando terreno al
funcionamiento simbiótico, que la depositación de afectos y despliegue de
los roles inscritos en su mundo interno se haga de una forma más discriminada. Es
fundamentalmente en estos momentos cuando los comportamientos autodestructivos,
de desvalorización y abandono, podrán ser observados, señalados y vinculados a
la situación grupal-institucional y a los acontecimientos de la vida cotidiana.
Será también el momento en que contratransferencialmente (en los
miembros del equipo) empiezan a surgir sentimientos más discriminados de ira,
miedo, impotencia y confusión. Considerar a un paciente como crónico y
determinar la imposibilidad de cambio, puede ser la consecuencia de tan
intensos sentimientos contratransferenciales. Dicha conclusión,
pensamos, surge frente a la ambivalencia de los sentimientos y como
defensa frente al conflicto crónico, mediante la eliminación del polo del
conflicto que implicaría vínculos sentimentales, tiernos y afectuosos.
Las emociones suscitadas y observadas que se dan paralelamente al proceso
de adquisición o readquisición de habilidades pueden ser entendidas, ordenadas
y mejor contenidas si las consideramos como las manifestaciones de un proceso
de duelo.
Dicho proceso se iniciaría en el momento de la inclusión en el dispositivo
por el significado profundo que tal inserción implica: renunciar a una cierta
cotidianeidad a la cual estaba acostumbrado y aceptar que sufre una enfermedad.
Observar la manera en la que cada uno se comportará con relación a dicha
inclusión puede proporcionarnos muy precozmente informaciones
extremadamente útiles sobre la manera que el paciente acepta su papel de
enfermo y de la diferente capacidad de reconocer y escuchar las propias
necesidades (inevitable sentimiento de aceptación de la propia dependencia y
fragilidad).
Si bien en algunos casos dicho proceso no pasa de las primeras
fases donde predominarían las actitudes de negación, ira y rechazo, observamos
que a lo largo del proceso aparecen destellos en forma de preguntas
sobre la enfermedad teñidas de sentimientos más depresivos, sentimientos de
dolor por la salud perdida (de una forma más nítida en los encuadres de terapia
grupal y en las entrevistas individuales).
Observamos distintos grados en la posibilidad de realización de este duelo,
de elaborar los motivos del propio malestar, de recordar y reinterpretar su
biografía, de adquirir un insight más profundo sobre sí mismo, y
actuaría como factor pronóstico sobre la posibilidad real de una reinserción
laboral y social que sería el fin último de un dispositivo de rehabilitación.
Para finalizar, cuando iniciábamos este trabajo decíamos que un objetivo
común de las distintas intervenciones grupales es la adquisición progresiva y
posible de insight (grupos de sensibilización). Dicho proceso de adquisición de
insight, desde el punto de vista emocional será equivalente a un
proceso de duelo (duelo parcial, a veces bizarro), este proceso es el que
permitirá al paciente aclarar las partes en las que él ha sido simplemente
portador pasivo del envío de otros, familiar o institucional, y establecer una
demanda personal de proyecto transformador.
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