viernes, 6 de septiembre de 2013

Apuntes VIII: Parte 7. Antonio Tarí: Notas sobre el trabajo grupal en los dispositivos de rehabilitación. Antonio Tarí

Parte 7


Hablando del aprendizaje

Consideramos el trabajo rehabilitador como un trabajo de aprendizaje que  sigue dos direcciones: una la del trabajo sobre las habilidades, las competencias y los recursos del sujeto, en la cotidianeidad de la vida comunitaria; otra aquella  del trabajo sobre el mundo interno, para desarrollar la atribución de sentido y la comprensión por parte del sujeto de lo que sucede.

 En primer lugar queríamos señalar tres cuestiones sobre el aprendizaje en el trabajo rehabilitador:
 Las conductas en el área del mundo externo son efectos de la enfermedad pero a su vez son causa de nuevos fracasos y del agravamiento del funcionamiento psicótico. Se tratará entonces también de ir ayudando a modificar la continúa espiral de desocialización y fracaso, teniendo en cuenta que no todos los aprendizajes pasan por la concienciación o insight, que puede haber aprendizaje aunque no se tenga la formulación intelectual del mismo como nos recordaba Bleger.

El paso por los diversos grupos permitirá a los participantes  estructurar de modo más sano el tiempo y actuar como contenedor de las ansiedades del paciente, sacándolos de su mundo autístico y participando más de la realidad. Utilizar constructivamente las energías de los pacientes dirigiéndolas hacia objetivos útiles y concretos favorecerá el incremento  de la autoestima, disminuyendo la necesidad de la utilización de los mecanismos de defensa psicóticos.


El aprendizaje de pautas y normas grupales no debe plantear exigencias que desborden las posibilidades de los pacientes, si bien deben tender a reproducir las circunstancias que configuran las situaciones de la vida cotidiana. Recogiendo aquí las ya clásicas investigaciones de Ciompi y otros sobre la importancia de las pocas expectativas, así como de las expectativas excesivas (sobreestimulación de Wing) en los procesos de rehabilitación, planteamos que la "dosificación de expectativas" en el aprendizaje, se hará en función de la discriminación (siempre influida por lo emocional) que haga el equipo de las necesidades, capacidades y handicaps del paciente. Será necesario siempre que se plantee una intervención tener presente  el ritmo en los pacientes psicóticos.
Para que la rehabilitación sea posible es necesario que el aprendizaje de normas vaya acompañado de un incremento en la integración psíquica (coherencia, afectos, deseos), solo posible si estamos atentos a las vivencias que acompañan dicho aprendizaje. Sin estas modificaciones, como dicen Mariani y Tonicchi,"tendremos lo máximo psicóticos más eficientes, capaces de hacer una larga secuencia de actividades adecuadas, pero probablemente sin la capacidad de integrarlas y tenerlas juntas en un esquema de referencia continuo".    
      
 El aprendizaje de normas  necesitará de una doble intervención:

Por un lado la actuación directa de los profesionales:

-           señalando y manteniendo los límites, ya que éste debe velar para que el espacio grupal sea sentido como un espacio seguro, no peligroso, de modo que la tensión y la ansiedad no desborde a los participantes.
-           aportando las funciones yoicas tan característicamente deficitarias en  estos pacientes (capacidad para postergar la descarga de impulsos, de tolerar la frustración, de anticipar las consecuencias de las propias acciones, de distinguir lo interno de lo externo, de aprovechar los recursos propios, sostener relaciones duraderas en el tiempo también en presencia de elementos conflictuales y estados emotivos ambivalentes). Dicho aporte irá disminuyendo a lo largo del proceso de aprendizaje en tanto en cuanto el paciente pueda ir interiorizando y reconstruyendo dichas funciones. Los profesionales solicitaran al paciente a que pueda poner en palabras las dificultades que encuentra en dichos aprendizajes.

Por otro a través de instaurar espacios de reflexión sobre la organización, elaboración y discusión de las transgresiones de las normas, a este respecto dice Foulkes: “La razón más profunda por la cual los pacientes pueden reforzar las reacciones normales de cada uno y agotar o corregir las reacciones neuróticas, es que colectivamente constituyen la norma de la cual individualmente se desvían”.

 Si bien este sería un primer nivel de aprendizaje, la estación en la que se detendrían algunos pacientes, mientras que para otros solo es un paso para ir adquiriendo progresivamente insight, para ir relacionando sentimientos y actos con acontecimientos cotidianos, para relacionar vivencias y estados de ánimo, para tomar conciencia del patrón repetitivo de su conductas, para poder reconocer determinadas identificaciones patógenas que tienen que ver con los problemas de su vida.


Este modelo de aprendizaje contrastaría con otros descritos por Meltzer y que se observan en algunos dispositivos de rehabilitación, aprendizajes en los que "la identificación resultante escoge solamente la apariencia social adquiriendo así los atributos de una imitación descuidada en apariencia y comportamiento", o aquellos otros, "cuyos métodos son esencialmente los del adiestramiento de animales, palos y terrón de azúcar, y su éxito depende de conseguir la colaboración de la voracidad, la timidez, la docilidad o la competitividad del sujeto. Sus logros no causan una modificación profunda de la persona sino que, más bien, decoran un personaje social con fines de adaptación a las exigencias del medio y tienen muy poco que ver con metas últimas o principios éticos".

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