En una versión simplificada al extremo para
el auditorio, intentó introducir en poco menos de cuatro horas, los elementos
básicos del Construccionismo, línea teórica de la cual es uno de sus
principales exponentes vivos. Dentro de sus acostumbrados auto ejemplos y
referencias a la vida cotidiana, la obra de Gergen esconde profundas
reflexiones filosóficas que se extienden como un manto que pretende subvertir
la cultura del individualismo en la cual estamos inmersos y fundamentalmente
los efectos de esta ideología en la práctica terapéutica y científica en el
campo de la psicología.
Con toques que aluden a Friedrich Nietzsche, Jacques
Derrida, Martin Heiddegger, Ludwig
Josef J. Wittgenstein, Peter Berger y Thomas Luckmann, George Mead, Gregory Bateson y otros
muchos grandes, desde el diálogo llano Gergen nos explica que la última unidad de
análisis psicológica y sociocultural es la relación, la relación como
estructura plural y compleja que actualiza cada vez, elementos culturales
sostenidos por la acción y la repetición. Tanto el valor como el sentido están
sujetos a esta relación creando una realidad compartida, el reto no es crear un
mundo sin unidades, sino basados en la relación.
Su crítica a las terapias “únicas”, en tanto
se considera que alguna puede ser “mejor” que otra, no tiene sentido para
Gergen. Cada teoría aporta un lenguaje específico que añade herramientas a la
hora de abordar al paciente. Disponer de más lenguajes permite por lo tanto una
máxima flexibilidad a la hora de afrontar un tratamiento, y al mismo tiempo se
evita construir un único tipo de paciente, dando lugar a una co-construcción
del paciente y el profesional en la relación terapéutica, esto implica que los
profesionales comprometerse en la construcción de sentidos que recrea su
práctica, fomentando en sí mismos un espíritu científico joven, en palabras de
Gastón Bachelard, aceptando la responsabilidad de imbuirse en una búsqueda
intelectual continua, más allá de la mera aplicación técnica de herramientas
“contrastadas” o de su propia experiencia sin más.
Cuando, en el libro editado por Editorial
Grupo 5 Acompañamiento Terapéutico en
España, nos referimos a la “metodología de lo cotidiano”, hablamos
precisamente de esto, de dar lugar en un contexto cotidiano a una construcción
de un terapeuta por fuera de la visión rígida y profesionalizada de teorías que
pretenden ser “únicas”. En lo cotidiano lo que prima es la relación como proceso
creativo, en la cual, como en la conformación de una obra teatral, ambos
participantes son guionistas de la obra.
Precisamente en el seminario, Gergen afirmó
que se puede teatralizar cada una de las relaciones, si no elegimos un único
ser (una única forma de ser), se respeta la multiplicidad subyacente en todas
las relaciones sociales.
Gergen plantea una práctica dirigida a crear
espacios de diálogos alternativos, que no estén centrados en la patología, ni
siquiera en los parámetros habituales sobre los cuales se suelen sustentar las
terapias actuales. Creando nuevos contextos, por ejemplo en el marco de un
tratamiento familiar, se da la posibilidad a los participantes para que puedan co-construirse de una forma diferente, dando
lugar a nuevas narrativas mucho más sanas y útiles para la recuperación.
Desde un punto de vista más crítico, se
podría decir que el foro no fue el más idóneo para desarrollar la aplicación
práctica de sus planteamientos, dado que las preguntas iban en ese sentido. Al
realizar Gergen un planteo bastante generalista de su teoría, el paso a lo
concreto careció de los puentes que permitieran dar el salto de lo abstracto a
lo real. Aun así aportó experiencias concretas con grupos en conflicto y
familias, así como sus ya habituales experiencias personales a las que nos
tiene acostumbrados en sus libros.
En conclusión, según afirmó el propio Gergen,
se podría hablar de una forma de Tratamiento relacional multifrénico, que
considere las posibilidades de todas las relaciones en juego, donde el
terapeuta disponga de la habilidad de pasar de una a otra en función del
contexto, lo cual le permitiría utilizar para su fin, diferentes contextos
(individual, grupal, consulta, domicilio, comunidad…) estilos relacionales
(directivos, no directivos, autoritarios, laissez faire…), y diferentes
lenguajes teóricos (conductual, psicoanalítico, gestáltico..) para, dejando de
lado el problema ontológico sobre la verdad, poder establecer modalidades de
relación más sanas y útiles para que el paciente pueda desplegarlas en su
propio contexto.
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