miércoles, 4 de junio de 2008

Utilidad del Acompañamiento Terapéutico (At)

Utilidad del Acompañamiento Terapéutico (At)
por Alejandro Chévez Mandelstein

El presente trabajo surge del deseo del autor de dar a conocer aquellos aspectos del trabajo con acompañantes terapéuticos que repercuten positivamente en un tratamiento, a modo de promoción de un actividad que esta en pleno surgimiento en Madrid y en el resto de España.

La utilidad del Acompañamiento Terapéutico se fundamenta partiendo de un abordaje múltiple, que considera que cada paciente, y cada persona en general, consta de múltiples dimensiones que la atraviesan y conforman como un sujeto diferenciado e irrepetible, inabarcable desde una sola disciplina. Esta perspectiva, tácitamente interdisciplinaria, considera fundamental la suma de aportes, ya que considera parte del tratamiento a cualquiera que tenga contacto con el paciente, en tanto intervienen en el entramado discursivo producto de los múltiples intereses en juego que determinan la relaciones del paciente con el sistema, constituyendo un espacio que, siguiendo la nomenclatura de Bordieu, vamos a denominar campo de juego o de poder (que es lo que esta en juego), de los cuales los mas representativos son la familia, la iglesia y la institución médica o psiquiátrica, que traen aparejado un supuesto saber acerca del sujeto, que legitima la propia institución y des-legitima a las otras.

Durante siglos la cuestión acerca de la propiedad del loco era clara, la familia por haberlo engendrado era responsable tanto de su vida como de su muerte, eligiéndose según la cultura que se tratara generalmente la segunda opción, Foucault nos muestra en “La Historia de la Locura en la Época Clásica” como el destierro era un recurso normal ya en el siglo XVI, instituyéndose la nave de los locos dentro del folklore popular como el medio por el cual que el loco quedaba en circulación y al mismo tiempo fuera de circulación.

En el siglo XVII, la propiedad del loco es reclamada por la iglesia , al separar el cuerpo del espíritu, y asimilar la locura a la posesión diabólica, perteneciendo éste a su campo de operación. Siendo la locura del orden de lo maligno o perverso (en el sentido literal de la palabra), comienza el encierro de los locos, en los conventos y monasterios primero y en la cárceles u hospitales generales luego.

A partir de siglo XVIII la medicina psiquiátrica se apropia del campo de la locura imponiendo un vocabulario y un método especializado legitimado, pasando el loco a formar parte del ámbito de aplicación de la ciencia, con lo que comienza a concretarse un trabajo comenzado por Platón dos mil años antes, la racionalización de espíritu, y su inscripción en el marco de la causalidad científica.

La Locura queda fuera de campo de la familia y fuera del marco del saber religioso. El aspecto positivo de este aspecto es la diferenciación entre la posesión diabólica y la degeneración moral del loco. Se crean para su tratamiento los primeros manicomios, que encierran y se apropian definitivamente de la locura. El loco queda dividido en tres partes, el cuerpo, que pertenece a la familia (pero que puede se expropiado por el Estado), el espíritu (que pertenece a la iglesia), y la locura, desviación moral del espíritu (que queda en manos de una medicina que hace las veces de curador y de juez). El loco es así divido según las reglas del juego entre los discursos imperantes.

Inmerso en el amplio espectro de posibilidades que se desprende de esta transacción entre instituciones que perdura hasta la actualidad, se encuentra el Acompañante Terapéutico en una posición opuesta al encierro, que pretende en cambio devolverle su circulación y apertura al sujeto, justamente ubicándose en el espacio vacante, entre las fisuras de este campo dividido, espacio que denominamos inter-institucional.

El Acompañante Terapéutico, en sus funciones, responde haciendo espacio a aquello que queda por fuera de los límites de las instituciones y consultas privadas, acompañando al paciente en los avatares de la vida cotidiana que dificultan y amenazan la continuidad de un tratamiento ambulatorio.

Requieren de acompañamiento terapéutico:

- Ancianos que viven solos con necesidad de una mejora en su calidad de vida.

- Personas discapacitadas que requieren colaboración para el restablecimiento de los lazos sociales.

- Pacientes que presentan dificultades que pueden desbordar los límites de la institución: por ej.: situaciones de crisis, adicciones, psicosis, depresión, trastornos de la alimentación, etc.

- Enfermedades neurodegenerativas que producen un gran desgaste en los cuidadores y en la familia.

La importancia de la inclusión del Acompañamiento Terapéutico en los tratamientos, deriva de la plasticidad de su función y de la eficacia como recurso terapéutico que deviene precisamente del lugar desde donde se construye el acompañamiento, un espacio nuevo para la palabra y la escucha del paciente.

A modo orientativo podríamos ubicar la posición del trabajo del acompañante terapéutico entre dos dimensiones:

- un espacio transicional, que no es propiedad del paciente, de la familia, del terapeuta o de la institución tratante, sino que es un espacio de transición, en lo que dura el tratamiento, que se construye entre estas instituciones.
- un espacio transacciónal, en el sentido de que su lugar es negociado respectivamente con cada una da las partes en juego, incluida la propia institución a la que pertenece el acompañante, por lo que se ubica en el centro de la lucha de intereses.

En los Servicios de los Hospitales Psiquiátricos nos encontramos a menudo pacientes crónicos, inmóviles, que durante años han ido quedando al margen de los vínculos sociales, y que con la presencia de un acompañante terapéutico durante varios días a la semana, prestándose al diálogo desde lo cotidiano, escuchando, el paciente vaya apropiándose de sus situación, dándole valor a su palabra, a su queja, a su sufrimiento y a sus ilusiones. Lo cual a veces termina dando lugar, con el tiempo, a que ese paciente pueda iniciar un tratamiento psicoterapéutico ambulatorio individual o grupal.

El acompañamiento terapéutico no solo se realiza fuera de las instituciones, como se piensa frecuentemente sino, como en el ejemplo anterior, realizando un trabajo de contención dentro del hospital o dentro del ámbito en que se encuentre, por ejemplo: hogares sustitutos, particulares, etc., aportando una escucha por así decir, no instituida por el propio tratamiento (reproductora del discurso de la institución), sino surgida del lazo original entre paciente y acompañante, sirviendo como agente catalizador de las relaciones entre el paciente y las instituciones (la familia, la clínica, el hospital, etc.).

Todo esto significa brindarle a los pacientes la posibilidad de apropiarse de su cuerpo, de su voluntad, de su espacio y brindarle un nueva posibilidad de intercambio social.

Con pacientes graves, la desconexión con el medio tiene diferentes niveles según el grado de perturbación: orgánico, social, emocional; el trabajo del acompañante será:
- prestarse como puente para reducir distancias entre el sujeto y las pautas sociales,
- de andamiaje para que vea más posibles situaciones que hasta ahora le parecían imposibles o ni siquiera había pensado (por no existir un espacio para pensarlas),
- de bisagra entre un momento vital y otro.


El AT representa entonces, dentro de la estrategia de trabajo, una intervención alternativa.

Por esto la función debe ser pensada caso por caso, teniendo en cuenta la singularidad que allí se presente, según el paciente y más particularmente la situación que esté atravesando al momento de la implementación del dispositivo.
En fin, invitar al paciente a salir, implica abrir todo un nuevo espectro de posibilidades impensables para un paciente encerrado en el circuito rígido de las instituciones, se trate de una internación o de un tratamiento ambulatorio.

Estar acompañado entraña la constitución de un espacio para la palabra, para el dialogo, y para la expresión en sus diferentes formas.


Bibliografía

Foucoult, “Historia de la locura en la Época Clásica”
Foucoult, “El Nacimiento de la clínica”
Freud, “Psicología de las masas y análisis del yo”
P. Berger – T. Luckmann “ La Construcción Social de la Realidad”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen día:

Escribo desde México. Actualmente fomento y ejerzo el Acompañamiento Terapéutico en mi país y le felicito por sus publicaciones en su blog que me servirán como referencias.

Mi sitio web es www.acompanamiento-terapeutico.com.mx y mi blog es http://fomento-interdisciplinario.blogspot.com

Atte.
Lic. Juan Carlos Augusto Rdz. Muñoz.
Psicólogo Clínico / Universidad Autónoma de Nuevo León.
E-mail: at@acompanamiento-terapeutico.com.mx

Alejandro dijo...

he intentado visitar su pagina y su blog pero me ha resultado imposible, de todos modos es un placer que estemos en contacto. Recientemente se ha realizado el Congreso de AT en Mexico, me gustaría saber si tiene alguna opinón al respecto.

Un Saludo