domingo, 4 de marzo de 2018

El Territorio y la Deriva



 Voy a referirme a dos conceptos en apariencia no muy complejos, el de territorio y el de deriva, nada más dispar a primera vista, por un lado el territorio, recuerda el terruño, la tierra, algo que estaría alrededor de nuestros pies, en segundo lugar la deriva, nos remite a las historias de náufragos, a mar y al océano, a estar perdidos en la nada.

Sin embargo Territorio, concepto especialmente apreciado por los filósofos Deleuze y Guattari, remite al locus de la subjetividad, al sujeto en sus múltiples atravesamientos simbólicos, afectivos, corporales, estéticas y por último y no por ello menos importante,  políticos.

Puede parecer curioso relacionar un concepto con nos lleva a pensar en lo terrestre con el de deriva que, por lo general, nos remite al inmenso mar. Diréis, ¿acaso se trata de hacer territorio en el agua? El agua, ese espacio homogéneo, inasible, infinito... No obstante el mismo océano no está a salvo de los procesos de territorialización, desterritorialización y reterritorialización humanos, allí están atlánticos, índicos y pacíficos sujetos los mismos ritmos y a las mismas leyes de la tierra.


Para un velerista, derivar significa girar el rumbo del barco levemente hacia el viento con el fin de aumentar la velocidad del barco, aunque también aumenta el riego de vuelco por la escora. Deriva, en cambio, alude a la desviación del rumbo establecido por causa del viento o la corriente. Y en última instancia, cuando se ha perdido el control del barco, deriva hace referencia al dejarse llevar por la corriente o el viento. Digo esto para introducir una breve anécdota infantil.

Cuando tenía 5 o 6 años, mis padre me llevo a dar una vuelta en un bonito velero que teníamos, su nombre era Arlequín, recuerdo una vez que había caído la noche en medio del Rio de la Plata por  ausencia total de viento. En la noche, la oscuridad del cielo se une a la oscuridad del agua, fundiéndolo todo en un negro plomizo. El barco parecía inmóvil en este angustiante escenario lunar, mientras a lo lejos se veía un camino de luces inmóviles que representaban la tierra. Parecía que íbamos a la deriva, hasta que la ocurrencia de mi padre, que en ese momento arrojó un papelito por la borda, este papelito que se deslizaba suavemente hacia atrás, fuel encargado de ayudarme a entender que a pesar del silencio y la inmovilidad aparente, el Arlequín avanzaba pacientemente hacia la costa y, que no estábamos detenidos en el tiempo y en la nada.

La angustia enseña que la deriva es esa nada que asusta, ante la angustia dar cuenta de un movimiento aunque sea imperceptible, permite que algo del orden de un territorio se está formando alrededor, algo del orden de la vida se vuelve subjetivable en ese papelito que se mueve, marca la existencia de un otro, de un vínculo posible.

Sartre diría que "El otro es el instrumento que obedece la voz, regula, reparte y distribuye, y es, al mismo tiempo, la cálida atmósfera difusa que nos envuelve". (Jean Paul Sarte en el libro "Saint Genet, comediante y mártir).

Cabe decir que Arlequín, figura que probablemente encuentra su máximo exponente en la Comedia dell´Arte italiana del Siglo S XVI y, que llega a nosotros como el bufonesco personaje que aparece en algunas barajas como comodín o joker, tiene entre sus posibles orígenes el nombre de las máscaras que utilizaba en carnaval la nobleza de la época, para mezclarse de incógnito con el pueblo.

Muchas veces, la deriva es el estado en que nos encontramos a los pacientes que acompañamos y a sus familias, nuestro trabajo como acompañantes es primero encontrar un lugar en esta deriva y luego, acompañar la angustia que conlleva, dejarse llevar por la corriente, prestando nuestra disponibilidad, creatividad y paciencia, al servicio del movimiento ritmico de las presencias y la ausencias en pos de la restitución del tiempo subjetivo. La deriva lleva al aislamiento porque arrasa al sujeto, lo borra, rompe la posibilidad de todo vínculo.

Dejarme representar esto último:
  • D, tiene 21 años, hace en años que está encerrado en casa, a veces bien, otras con una agresividad que dificulta su convivencia con su madre, consulta ella porque están detenidos en el tiempo, no saben qué hacer, “lo hemos intentado todo y sigue todo igual”.
  • F, tiene 27 años, mirada esquiva, ánimo apagado, frente a la propuesta de acompañamiento dice que prefiere  quedarse en la cama todo el día, allí nadie lo escucha ni lo vigila.
  • Fed. dice ser un Mariscal de Campo Alemán, chapurrea en pseudo-alemán frases ininteligibles, que a veces traduce al castellano. Hace años que no sale, su contacto con el mundo es a través de la tele y una libreta que utiliza para decretar sentencias de muerte.
  • T. tiene la piel y el pelo blancos, la mayor parte del día la pasa encerrada en el baño, hace 20 años que no sale de su casa. Su lenguaje coincide con el momento en el tiempo se detuvo, es una adolecente en un cuerpo cincuentenario.

Podría seguir dando ejemplos de esta deriva en la que encontramos a las personas que acompañamos y a veces, también a sus familias, ha pasado el tiempo ya, en el que alguien podría haberles acercado las leyes de la naturaleza o la naturaleza de la ley, impera la desconfianza, el abatimiento y la soledad, dificultando la posible estancia a posibles compañeros de viaje.

En un modelo relacional el "yo" es uno de los elementos de una estructura que se completa en el otro” ¿cómo es posible acompañar la deriva sin estar nosotros mismos también implicados en esa deriva? El encuentro se llena de dos vacíos que entran en contacto.

Ante la deriva la tarea será un trabajo de territorialización.

El vínculo es el territorio del acompañamiento terapéutico, nos abocamos a un proceso de territorialización-desterritorialización, en el que nos incluimos como otro, como un extranjero en tanto portamos antes incluso de nuestra llegada. la carga de amenaza e incertidumbre que acompaña la llegada de lo diferente. Pero la hospitalidad necesaria para toda relación terapéutica tiene que ser mutua, este acogimiento necesario está sujeto por lo tanto a dos hospitalidades, la del terapeuta y la del paciente.

Es un tránsito de un pasaje a otro, de una escena interna a otra, escena como punto epistemológico, en tanto conjuga las escenas inconscientes tal como las presenta Manonni, con las escenas psicodramáticas, ya que el acento estará puesto no tanto en porque se ha construido la escena, sino en cómo el sujeto las habita, como las despliega en el territorio, con qué ritmo y con qué cadencia y, como el acompañante como yo auxiliar interviene en la escena como sostén (holding), pero también como un elemento diferente, externo/interno, como un elemento variable capaz de aportar una transformación, dando a lugar a un principio de apertura, de un punto de fuga, a través de “micro apoyos, micro toques, micro pedidos, micros suspiros” (Araujo, 138)

Como afirma Guattari en el libro Micropolítica: Cartografías del Deseo:
“Los seres existentes se organizan según territorios que ellos delimitan y articulan con otros existentes y con flujos cósmicos. El territorio puede ser relativo tanto a un espacio vivido, como a un sistema percibido dentro del cual un sujeto se siente ‘una cosa’. El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación fichada sobre sí misma. Él es un conjunto de representaciones las cuales van a desembocar, pragmáticamente, en una serie de comportamientos, inversiones, en tiempos y espacios sociales, culturales, estéticos, cognitivos”(Guattari y Rolnik, 1986: 323; en Haesbaert, 2004). El territorio es mas un ritmo que una cosa.





Para terminar pienso que las palabras del Poeta permiten ponerle nombre a los silencios de las personas de a pie.

Una mujer se ha perdido
Conocer el delirio y el polvo
Se ha perdido esta bella locura
Su breve cintura debajo de mí

Se ha perdido mi forma de amar
Se ha perdido mi huella en su mar
Veo una luz que vacila
Y promete dejarnos a oscuras
Veo un perro ladrando a la luna
Con otra figura que recuerda a mí
Veo más: veo que no me halló
Veo más: veo que se perdió
(Oleo de una mujer con sombrero. Silvio Rodríguez)

Territorio o deriva… esa es la cuestión

No hay comentarios: