martes, 28 de noviembre de 2017

Encuentros entre el Acompañamiento Terapéutico y el Psicodrama I Parte

Primera parte de la ponencia del XI Congresso Internacional de Acompanhamiento Terapêutico

Noviembre, 2017 Sao Pablo



“En los primeros años (1908 a 1921), el psicodrama se desarrollaba en la vida, en la calle, en los parques y en los hogares. No teníamos entonces escenario para el psicodrama […] El problema que traté de resolver fue como crear una forma de `drama´ que estuviese de acuerdo con el criterio del encuentro”. Moreno “El psicodrama. Terapia de a acción y principios de su práctica”, p.40

Concibo el Acompañamiento Terapéutico como una metodología de fundamento relacional, centrado en la acción y el movimiento, orientado a producir un encuentro vincular subjetivante que se mantenga en el tiempo. Se opone, por lo tanto, a la inmovilidad solitaria del diván y a la alienación del diagnóstico.

Con fundamento relacional me refiero a que la realidad es social, el hombre es indivisible de su entorno y éste está compuesto de relaciones, en tanto somos el contexto de otros, no hay existente aprehensible por fuera de este tejido relacional, por lo tanto, el individuo no existe. La unidad mínima del hombre es el vínculo, por lo que “toda consideración que no incluya esta díada mínima no es más que una mera especulación donde uno de los componentes de la díada se excluye artificialmente” (D. Bustos, 1992). Ésta no es una mera apreciación filosófica, sino que rubrica el encuentro como única posición existencial válida en psicoterapia. La realidad es el producto de una realización grupal, y todo acto es una realización psicodramática (psyche/vida y drama/acto).


Por lo tanto, como premisa, las técnicas del Acompañamiento Terapéutico irán dirigidas a crear un vínculo sano para el acompañado a través de sus actos, esto es, la construcción activa de un contexto facilitador en el que, como mínimo para funcionar, debe aportar una seguridad y confianza que dé lugar a un proceso de subjetivación y diferenciación. Subjetivar es sinónimo de apropiar, hacer propio lo que es suyo, implica una legitimación externa del mundo interno y una legitimación interna del mundo externo, cuando esto sucede, decimos que hay “encuentro”,  vemos que el encuentro es un fenómeno grupal.

Un vínculo sano  es aquel en que hay una comunicación abierta que da lugar a la creatividad, al aprendizaje recíproco y al afecto positivo  (E. Pichón Rivière, 2000). Un aprendizaje recíproco implica una transformación no solo del acompañado, sino de todo el sistema paciente-acompañante. A este sistema, lo denomino grupo diádico, y es el resultado del encuentro del grupo tratante con el grupo familiar, un grupo que acompaña a otro grupo. Lo que desde un principio en la historia del Acompañamiento Terapéutico se denominó “tratamiento de abordaje múltiple” (Kuras y Resnisky, 1985),  lo múltiple representado en el equipo que se piensa como grupo: “En mi experiencia personal (dice Susana Kuras) fue el empuje de Eduardo Kalina y su convicción de que pensar en equipo es indispensable para trabajar con pacientes muy perturbados, es aquello que atesoro como fundante”(entrevista de ElSigma.com 26/11/2011). Frente a un paciente que también se piensa como emergente  grupal, “el enfermo mental es la encarnación de la enfermedad de un grupo” (Kuras y Resnisky, 1985).

La alusión a la espontaneidad y a la creatividad no implica que cada encuentro tenga que ser una aventura imprevisible y desbordante, muchas veces se trata de lo contrario, de crear una rutina que sea placentera y que, poco a poco, vaya dando lugar a nuevas experiencias vincular con el acompañante, en donde vínculos (o clusters según la nomenclatura de Dalmiro Bustos) maternos, paternos y fraternales puedan ser re-presentados y vividos sin la violencia  que acompaña (o acompañó) los vínculos originales, dando lugar a verdaderas experiencias emocionales correctivas al decir del Franz Alexander. De hecho el autor lo explica de la siguiente manera: “En  todas  las formas  de  psicoterapia  etiológica  rige  el mismo  principio  terapéutico básico:  re  exponer  al  paciente,  en  circunstancias  más  favorables,  a  situaciones emocionales  que  no  pudo  resolver  en  el  pasado.  A  fin  de  poder  recibir  ayuda, aquél  debe  sufrir  una  experiencia  emocional  correctiva  adecuada  para  reparar  la influencia  traumática  de  experiencias  anteriores.  Es  de  importancia  secundaria  si ésta experiencia correctiva tiene lugar durante el tratamiento o en la vida diaria del paciente”. Esta última indicación incluye el espacio (lo cotidiano) donde el acompañante ejerce su función.

Se trata por lo tanto, de instalar un cotidiano sano en un cotidiano patológico, y conviene saber que este nuevo cotidiano siempre va a ser del orden de la transgresión con lo instituido.

En síntesis, el Acompañamiento Terapéutico al igual que el espacio donde se desempeña, lo cotidiano del paciente, se desenvuelven en escenas en los escenarios donde transcurre la vida, ambos son movimiento y acción, contemplan roles y grupos e, incluyen protagonistas y actores auxiliares. Éstas son las razones por las que me ha interesado por el psicodrama.


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