Parte 3
El sentimiento de estar trabajando hacia un objetivo común (Cohesión)
es considerado como un equivalente del apego y el factor más importante para
lograr efectos terapéuticos.
La dificultad para la interacción grupal formaría parte de eso que se
viene en llamar el núcleo duro de la psicosis. El paciente tiende a una vida
retirada y de evitación de relaciones como modo predominante de combatir las
angustias de fragmentación que les produce cualquier situación minimamente
frustrante y dolorosa.
Llegar a ser capaz de interactuar con el grupo que convive en el
dispositivo nos parece una meta importante y necesaria para plantearse un
trabajo sobre la discapacidad orientado hacia la comunidad. Sabemos cuan
importantes son los cambios en la relación que los pacientes tienen entre sí de
cara a su recuperación, y como éstos influyen en la autoestima, la calidad de
vida, la sintomatología, la esperanza, los intereses, motivación... R. Klein ha
señalado con acierto que a diferencia de los grupos de neuróticos, en los
grupos de psicóticos podría considerarse como objetivo fundamental lograr la
integración grupal.
Si bien la inclusión en un grupo despierta a cualquier persona temores y
expectativas y sentimientos contradictorios, tanto por lo que tiene
de ataque a la identidad previa como por ser una defensa contra la ansiedad, en
el caso del paciente psicótico con una identidad tan frágil el aspecto
persecutorio del grupo adquirirá una gran intensidad. Se tratará entonces
de favorecer que el grupo/ los grupos puedan realizar las
funciones de un contenedor que acoge este “período de indecisión”, a
veces de mucha duración hasta constituirse como un espacio seguro.
Aparecen resistencias suscitadas por las intensas angustias que les
despierta integrarse en un grupo nuevo tras muchos años de relación simbiótica
con el grupo familiar.
También es importante cuando se trabaja con este tipo de pacientes donde al
menos inicialmente la comunicación es escasa, que los profesionales se
pregunten cada tanto cuáles son las necesidades y las expectativas
que el paciente trae, cuáles son sus agendas ocultas. Fácilmente el paciente se
sobreadapta a las exigencias de los otros, del dispositivo, de los
profesionales y se cree después de un tiempo sin plantearse estos interrogantes
que el paciente desea auténticamente aquello que el profesional ofrece,
favoreciendo con ello la instalación de la cronicidad, los procesos sin fin, la
instalación en la pretarea.
Paso a describir algunas intervenciones destinadas a favorecer la
integración grupal:
Factor imprescindible para la integración en el grupo es un entorno en que
la expectativa de mejora y esperanza de curación estén presentes. Tizon plantea
que la esperanza sería una función introyectiva necesaria para el
desarrollo del “sentimiento de confianza básico”.
Disminuir los miedos a la pertenencia, a través de actividades grupales que
permiten experimentar relaciones en una situación de protección, donde la
presencia de los otros es menos conflictiva y ansiógena. La actividad permite
graduar y modular la relación con los otros: "El sujeto puede, de hecho,
trabajar manteniendo la distancia, y sucesivamente reducirla aproximándose a relaciones
comunicativas con otros miembros del grupo".
Los temores al rechazo, a ser menospreciado, criticado, humillado, exigido
en demasía y expuesto de nuevo al fracaso (el Servicio Militar es la última,
generalmente traumática, experiencia de socialización extrafamiliar), suelen
ser actuados e intuidos más que comunicados. En la medida en que son expresados
deben ser colectivizados a fin de favorecer la puesta en común y favorecer la
pertenencia.
Una de las formas de vencer las iniciales resistencias a la participación
es tomar en cuenta que el grado de motivación de los pacientes es influido por
la situación concreta y real en la que se encuentran. Un organizador grupal
fundamental es la relación necesidades-objetivos-tarea. De ahí la importancia de
que las actividades grupales que se les ofrecen a los pacientes puedan ser
percibidas incluso con inmediatez como útiles para ellos. Así, por
ejemplo, hay mayor probabilidad de que se integren en un grupo de aprendizaje
de cocina, aquellos que viven solos o van a vivir solos. Se trataría
de escoger el encuadre en función de sus necesidades concretas y actuales,
huyendo del diseño de grupos burocráticos de actividad "normalizantes".
No deberíamos olvidar que como consecuencia de la práctica constante de
estar juntos en el grupo, si éste reúne las características mencionadas,
veremos surgir la afectividad en los pacientes y también de los profesionales
hacia ellos, lo que les permitirá mitigar la soledad y el desamparo. Es decir
satisface las necesidades de apego.
Es importante subrayar la importancia de la homogeneidad evolutiva en la
constitución de grupos para el desarrollo de una actividad
rehabilitadora, y ello por dos razones, uno porque las características de los
otros en los que se reflejen los pacientes no deben suponer una amenaza extra a
un narcisismo ya muy vulnerable, dos porque es preciso que los integrantes
sientan que puedan aportarse cosas mutuamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario