lunes, 4 de mayo de 2009

Propuesta de terminología técnica para Equipos de Apoyo Social Comunitario (EASC)

Etapas del proceso de rehabilitación.

 
En el campo de la Rehabilitación Social, ámbito esencialmente multiprofesional, se nos presenta como urgente la necesidad de establecer un lenguaje común, propio de la intervención sociocomunitaria, respecto de algunos conceptos fundamentales con el fin de, en el futuro, poder establecer un campo semántico propio que fundamente nuestras intervenciones.

Sea cual sea la formación que tengamos como profesionales, la escuela y el marco teórico (biológico, cognitivo-conductual, psicodinámico, humanista-existencial etc.) que utilicemos para el abordaje en el ámbito sociocomunitario, todos estamos de acuerdo en la importancia que tiene el establecimiento del “vínculo” con el usuario, y que este aspecto “transaccional” de la relación va a determinar el desarrollo del tratamiento.

La presente trabajo es una parte de un estudio más extenso, que actualmente se esta realizando con la finalidad de proponer una terminología técnica para los EASC. Su utilidad es abrir la discusión hacia una posible terminología específica de nuestro campo: la intervención sociocomunitaria.

En primer lugar debemos separar la clasificación administrativa de la propia del proceso rehabilitador.

Los centros y servicios que nos dedicamos a la Rehabilitación Social organizamos nuestro trabajo en dos etapas: la Evaluación y la Intervención. El objetivo básico de la primera es “determinar las principales necesidades de apoyo que presenta el usuario y su familia para poder mantenerse en su propio domicilio y en su entorno comunitario en las mejores condiciones posibles de funcionamiento y calidad de vida y evitar procesos de deterioro, aislamiento y marginación”
[1]. La etapa de Intervención, estructurada en torno a un plan individualizado de atención consensuado con las partes, cuyo fin es llevar a la práctica aquellas acciones valoradas como principales en la etapa anterior. Como muy bien puede verse estas dos etapas, salvo en lo estrictamente administrativo, no necesariamente son excluyentes. Efectivamente son muy pocos profesionales lo que pueden afirmar que no realizan intervenciones durante la etapa de Evaluación, y si vamos a lo específicamente conceptual, lo correcto sería considerar la evaluación, un proceso dinámico que es, al fin y al cabo, es una intervención más.

Sin dudar de la importancia para la organización del trabajo de estas etapas, observamos que esta clasificación no es precisa a la hora de identificar los momentos concretos del que se dan en la praxis junto al usuario, las familias y la comunidad.

Por lo tanto, para empezar debemos considerar como base para toda producción la noción de “proceso”. La definición genérica de proceso (del latín procesus o procedere), significa “el conjunto de fases sucesivas, hacia un fin determinado, de un fenómeno en un lapso de tiempo”. Entendido el fin como la rehabilitación, y dado que no es el fin de este trabajo determinar el sentido del concepto “rehabilitación”, queda por definir cual es el fenómeno central de este proceso rehabilitador.

Si estamos de acuerdo en establecer que, desde la perspectiva de la rehabilitación, aquello que en primer lugar es afectado en la “enfermedad mental” es el “vinculo” con el otro, podemos proponer como primer axioma de la intervención sociocomunitaria el siguiente axioma:

El establecimiento de un proceso de rehabilitación
depende del establecimiento de un vínculo con el paciente.
En otras palabras, si no hay vínculo, no hay proceso de rehabilitación posible.

En otro artículo en preparación se trabaja la diferencia entre los conceptos vínculo, enganche y relación, de diferente peso histórico y valor conceptual, para no extendernos más de las posibilidades del presente escrito paso directamente a proponer los momentos del Proceso de Rehabilitación Sociocomunitaria que quedaría establecido de la siguiente manera:

Proceso de admisión

Incluye las etapas previas al establecimiento concreto de una relación con el usuario e incluye tanto reuniones de coordinación como de equipo en las que se determina la pertinencia del usuario al recurso. Para esta etapa se ha propuesto también la nomenclatura “proceso de acogida”, que ha sido lúcidamente cuestionado en dos cuestiones fundamentales, su correspondencia con la terminología de instituciones que no pertenecen al campo de la intervención sociocomunitaria; y el hecho absolutamente real de que, en nuestro campo, la acogida no es unidireccional, por lo que no sería exacto decir que el equipo acoge al usuario, sino que la acogida en realidad bidireccional (o en todo caso multidireccional)[2], dado que tanto el equipo acoge al usuario/familia[3] como el usuario/familia acoge al equipo.

Dado que este proceso culmina con la presentación del usuario o su familia considero suficiente el concepto de “admisión”, cuyo sentido es “aceptación, permiso de entrada”, que se aproxima a la función fundamental de esta etapa.

Proceso de Vinculación:


Se dividiría en las siguientes etapas:
2.1 Presentación:Contacto efectivo con el usuario o familia.
2.2 Enganche
Este estaría definido por aquellas intervenciones iniciales cuyo fin es el establecimiento de un vínculo.
2.3 Proceso de establecimiento del Vínculo.
Incluiría la mayor parte del proceso rehabilitador y refiere al “encaje” tanto espacial como temporal entre equipo, usuario, familia y comunidad. Dentro de este proceso quedarían incluidas las etapas de evaluación e intervención antes mencionadas y por todos conocidas, pero también la planificación de las mismas y las eventualidades que conforman los lugares que se construyen a partir del los encuentros (domicilio, entorno, instituciones públicas o privadas), la circulación entre dichos espacios, y la temporalidad de los mismos (cantidad de encuentros, características de los mismos), que conformarían finalmente en la cualidad del vinculo que se establezca con el usuario, la familia y la comunidad.



Proceso de Desvinculación

Actualmente, a falta de una conceptualización mejor, vamos a definir el proceso de desvinculación, como aquel que habiendo cumplido los objetivos rehabilitadores principales se dedica a orientar el trabajo del vínculo hacia su precindibilidad. ¿Porque decimos precindibilidad y no finalización?, porque sostenemos que no se trata de terminar el vínculo sino más bien de su transformación o socialización, es decir que esa estructura pueda ser generalizada por el paciente a otras relaciones sociales haciendo precindible el sostén profesional o institucional del equipo.

Este proceso se caracterizará por un alejamiento de parte del equipo de funciones más asistenciales (sostén) y de apoyo a una funciones mas creativas de acompañamiento. Objetivamente el inicio de este proceso se caracteriza por una variación temporal y espacial en las pautas de interacción entre el equipo y el usuario/familia.

Llegados a este punto observamos que si bien no hemos obtenido un nuevo conocimiento acerca del Proceso de Rehabilitación Social, sí se han abierto nuevas líneas de reflexión, y daremos como cumplido el fin del presente trabajo si consideramos “el vínculo” como el terreno fundamental en el cual transcurre nuestra labor, y concordamos en la importancia de avanzar aún más en la constitución de un a campo semántico propio para la intervención sociocomunitaria.

[1] Pliego de prescripciones técnicas del Equipo de Apoyo Social Comunitario.


[2] Si incorporamos otras variables como centros y servicios sociales o sanitarios, otras instituciones en juego (asociaciones, la iglesia, servicios privados etc.) y la comunidad.

[3] Utilizaré la forma usuario/familia dado que en nuestro campo, por las características intrínsecas de la intervención sociocomunitaria, sería artificial considerar como único objeto de nuestro trabajo al usuario; siendo además que la intervención familiar también esta contemplada en el pliego de prescripciones técnicas del servicio.

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